El color de la piel de Ramón Dóaz Eterovic
Heredia está un poco resquebrajado moralmente y estima página 42 que ya ha vivido los dos primeros tercios de su vida y que le queda un tercio más por vivir. Probablemente el más difícil, el del cansancio y las despedidas. No tiene las certezas de otras épocas ni el consuelo del futuro. Sólo queda la repetición de algunos gestos conocidos y las burlas de un cuerpo cansado. Los golpes duelen el doble, las resacas le desprenden la piel y no consigue revivir los sentimientos de antaño. Heredia recuerda a menudo su pasado en el orfanato.
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