Para parar las aguas del olvido de Paco Ignacio Taibo I Lavilla
Salían en la madrugada los camiones cargados de hombres y volvían vacíos para ser lavados con toda atención, porque las manchas de sangre son pegajosas y pertinaces.
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Para parar las aguas del olvido de Paco Ignacio Taibo I Lavilla
Salían en la madrugada los camiones cargados de hombres y volvían vacíos para ser lavados con toda atención, porque las manchas de sangre son pegajosas y pertinaces.
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