Los senderos del mar. Un viaje a pie de María Belmonte Barrenechea
Nuestra percepción del paisaje suele ser muy deficiente, en parte por la endeblez de nuestra visión y en parte porque proyectamos en él sentimientos y cargas emotivas según nuestros estados de ánimo o porque vemos lo que nos han hecho apreciar los artistas e incluso las guías turísticas. Pero, sobre todo, nuestra percepción es deficiente porque lo que vemos suele yacer sepultado bajo siglos de palabras y etiquetas humanas. ¿Por qué creer que las palabras revelan más que los olores, ruidos y emociones que perciben los animales? Es muy posible que ellos lean signos que se han vuelto invisibles para nosotros, tan empeñados en olvidar nuestra condición de animales.
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