El cocinero y la ostra: 126 de Lucía Núñez García
Era atractiva, aunque su mirada tenía algo cerril cuando no entendía algo, lo cual, seamos sinceros, sucedía con frecuencia. Pero eso no parecía importar para nada a Su Majestad, que se había encaprichado con ella desde el primer instante, lo que habían aprovechado de inmediato sus primos los Argenson.
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