Ladrones de libertad (Marabilia 3) de Iria G. Parente
Por esto no me gustan las historias reales: la ficción todavía te permite fingir que no hay realidad tras ella, aunque esa sea una mentira piadosa. Las historias reales, en cambio, nunca dejan lugar a esa posibilidad; no te permiten disfrutar sólo de la épica o de la emoción. Siempre hay algo más.
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