Ladrones de libertad (Marabilia 3) de Iria G. Parente
Cuando tira de mí, creo que va a volver a abrazarme, pero en su lugar me inclina… y me besa. Igual que yo hice anoche, Nadim presiona sus labios contra los míos. El estómago me da un vuelco, como no lo hizo la noche pasada, y yo me sorprendo mirándolo de frente, sin fuerzas para apartarme. —Sigues siendo tú, sirena —me recuerda—. Sigues siendo Kay. |