La furia y el laberinto de Iria G. Parente
No debería dolerme, pero lo hace, porque una parte de mí es consciente de la brecha que nos separa. Ese trozo de hierba que su eidola no ilumina y que se entromete entre él y yo es en realidad algo más que la distancia entre nuestros cuerpos y el tiempo que llevamos separados.
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