Perdón de Ida Hegazi Hoyer
Ya no había límites, no había barreras ni umbrales (…) me zambullí en el palpitante sentimiento de querer, poder y tener que hundirme más, y el fondo de aquel mar estaba muy oscuro y calmado (…) Y entonces lo supe: que lucharía hasta que no quedara nada. (…) Las personas como nosotros, éramos indestructibles.
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