Bienalados de Fátima Beltrán Curto
Mabelina detestaba aquella piel, que su padre, en paz descanse —o no—, aseguraba que era la que recubría las almas de los auténticos artistas, puesto que dotaba a la epidermis de constelaciones de dibujos, como supurando incontenible creatividad por cada uno de los poros que la pueblan.
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