Una pálida historia de amor. de Fogwill
Aparentemente, bailar es dejarse llevar por la música. Pero ella sabe que no es la música lo que conduce el cuerpo de las bailarinas: ella ha repetido esos movimiento con variaciones desde que tenía ocho años y sus tías decía que ahora Estrella iba a bailar, y ella bailaba para su padre y sus tíos cualquier música que sonara en la radio, y los hombres tomaban cerveza o vino, y todos la llamaban Estrella, aunque su nombre era Estala, que después, mucho después, cuando ya no se llamaba Estela sino Isabel, Zulema o Equis, supo que significaba estrella en italiano.
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