La Bella y la Bestia de Disney
Sin embargo, quedaba una briza de esperanza: la rosa que le había ofrecido al príncipe estaba encantada. Si éste aprendía a querer a alguien y lograba ser correspondido antes de que cayera el último pétalo, se rompería el hechizo. Si no, entaría condenado a ser una bestia para siempre.
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