Qué difícil es ser dios de Arkadi Borís Strugatski
Se puede perseguir cuanto se quiera a los letrados, prohibir la ciencia, destruir el arte, pero más tarde o más temprano hay que volver en sí y, aunque sea a regañadientes, abrir paso a todo aquello que tanto odian los ignorantes zoquetes que ansían el poder. Y por mucho que desprecien el saber, esta gente gris que detenta el poder nada podrá hacer frente a la objetividad histórica, mejor dicho, podrá frenarla, pero no detenerla. Aunque desprecien y teman el saber, no tendrán más remedio que llegar a estimularlo para poder mantenerse en el poder. Y entonces tendrán que permitir las universidades y las sociedades científicas, tendrán que crear centros de investigación, observatorios y laboratorios, tendrán que crear cuadros de hombres inteligentes y sabios, hombres que quedarán fuera de su control, hombres que tendrán una psicología totalmente distinta y unas necesidades completamente diferentes, y estos hombres no podrán existir, ni mucho menos obrar en el antiguo ambiente de baja codicia, chismes de cocina, presunción estúpida y necesidades puramente carnales, sino que les hará falta un ambiente nuevo, un ambiente con conocimientos generales y universales penetrado de afán creador, necesitarán escritores, pintores, músicos, etc.
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