Qué difícil es ser dios de Arkadi Borís Strugatski
Entre tanto, por la negra llanura del reino de Arcanar, iluminada por las llamas de los incendios, por caminos y veredas, comidos por los mosquitos, con los pies ensangrentados, sudorosos y cubiertos de polvo. Extenuados, atemorizados, desesperados, pero aferrados a su único ideal, huyen, caminan, se arrastran burlando los puntos de vigilancia centenares de infelices declarados fuera de la ley por saber y querer enseñar y curar a su pueblo, agotado por las enfermedades y sumido en la ignorancia, por saber hacer de piedras y barro, como si fueran dioses, una nueva naturaleza que puede adornar la vida de un pueblo que no sabe lo que es la belleza, por querer descubrir los secretos de la naturaleza para ponerlos al servicio de su pueblo, torpe y atemorizado por antiguas historias demoniacas. Huye gente indefensa, generosa, poco práctica quizá, pero que ha sabido adelantarse mucho a su época.
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