Otoño en Mendoza de Ailín Calire
Si ya normalmente soy un desastre con los pies en el suelo, no quiero imaginar lo que sería si me subo a esas dos finas tablas para deslizarse por la nieve. ¡No, ni hablar!
|
Otoño en Mendoza de Ailín Calire
Si ya normalmente soy un desastre con los pies en el suelo, no quiero imaginar lo que sería si me subo a esas dos finas tablas para deslizarse por la nieve. ¡No, ni hablar!
|