Acabo de concluir la lectura de la última novela de Miguel Ruiz Montañez y en adelante voy a intentar expresar adecuadamente la amalgama de emociones y sensaciones que experimenté durante su lectura, ¡que no son pocas!
Desde el primer momento en el que descubrí este libro por casualidad en una publicación en Instagram, captó mi atención por completo, así como creo que les ocurrió a dos amigas lectoras, con quienes compartí este viaje tan emocionante hacia el otro lado del océano.
¿De qué trata esta novela?
Es relevante señalar que desconocía este capítulo particular de la historia, y es que, En 1510, por orden del rey Católico Fernando de Aragón, los conquistadores de América fueron instados a retornar a Castilla en busca de sus esposas, o bien, garantizar su llegada a la isla “La Hispaniola” con las mejores garantías posibles. El objetivo era asegurar el aumento de la población de las nuevas ciudades que la Corona estaba fundando al otro lado del Atlántico. Es en este contexto que un barco, mayoritariamente femenino, zarpó hacia Santo Domingo en ese mismo año, marcando un giro significativo en la historia.
En "Donde nace el Cielo", el protagonismo recae sobre cuatro destacadas mujeres: Jimena, Petra, Isabel y Carmencita, a quienes se les une un peculiar grumete llamado Gonzalo. Desde el momento en que desembarcan en las tierras del "Nuevo Mundo", sus vidas se convierten en una sucesión ininterrumpida de aventuras, algunas gratas y otras que mantuvieron mis emociones en vilo a lo largo de toda la narrativa. En ciertos momentos, la trama alcanza un ritmo que podría equipararse al de un thriller, envolviéndolo todo en un halo de suspense.
Es innegable el poder de atracción de la trama, que logra establecer una conexión empática con la realidad que enfrentaban los indígenas, o taínos, como se hacían llamar, al tiempo que suscita una profunda aversión hacia ciertos nobles que procuraban explotarlos con fines personales.
El autor, con maestría, nos sumerge en la época, permitiéndonos vislumbrar la vida y lucha de los nativos del Nuevo Mundo. Además, es de destacar la justicia histórica que prevalece al final de la novela, donde aquellos que pretendían sacar provecho de la situación no logran su cometido, a pesar de las maquinaciones del virrey, Don Diego Colón, hijo del conquistador Cristóbal Colón.
En resumen, esta es una trama cautivadora que desde el principio ha logrado captar toda mi atención, con personajes sólidos como Jimena, Petra, Isabel, Carmencita, Ana y Gonzalo, cada uno con su propia fuerza y determinación.
Destaco especialmente el vínculo que une a estas mujeres, una conexión que trasciende la mera amistad y se fortalece aún más a medida que enfrentan los desafíos que les depara el destino. Por tanto, no dudo en recomendar esta obra no solo a los amantes de la novela histórica, sino a cualquier lector que anhele sumergirse en una historia inolvidable y de gran profundidad.
¡De esta gran novela me ha encantado hasta la nota del autor! ¡No podéis dejar de leerla!
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