Con Shirley Jackson me sucede algo peculiar: es una autora laureada que muchos reconocen como la inspiración para una nueva clase de horror, una suerte de ícono incuestionable... pero personalmente no encuentro sus libros terroríficos en la más mínimo. Son, a lo sumo, perturbadores. Tal vez se deba a mis características como lector, pero es la verdad. "El reloj de sol" está poblado de personajes desagradables. No hay un solo que genere simpatía. Todos son codiciosos, interesados, egocéntricos y así podríamos seguir. La familia Halloran vive encerrada en su gran mansión, en medio de delirios de grandeza, encabezados por la tía Fanny, una mujer obsesionada por el pasado y su historia familiar a niveles casi necrofílicos. La única niña de la historia, su sobrina Fancy, es una niña perversa y malcriada. Los sirvientes son manipuladores y solo piensan en la comodidad y el dinero. Los Halloran se creen grandes ídolos de un pueblo pequeño, cuyos habitantes tienen una mentalidad cerrada y poco cultivada, pero que en realidad los desprecian. La mayor parte de la novela es, lisa y llanamente, aburrida. No sucede nada. La familia y sus diversos visitantes viven inmersos en su microclima, completamente ajenos al mundo exterior. Algo que también le bajó puntos al libro es que después de haber leído "La maldición de Hill House" y "Siempre hemos vivido en el Castillo", es imposible no notar las enormes similitudes. En "El reloj de sol" y "Siempre hemos vivido en el Castillo" (spoilers a continuación si no leyeron esas dos novelas) hay personajes en silla de ruedas con sus facultades disminuidas. En ambas novelas una familia rica vive rodeada de pueblerinos que los detestan. al igual que en "La maldición de Hill House" hay eventos sobrenaturales que condicionan la trama, pero que apenas se describen oblicuamente. El final, al igual que en esa novela, es abierto y anticlimático. Que un escritor visite los mismos temas en sus obras, sucede a menudo. Pero no que la trama ocurra en ubicaciones virtualmente idénticas, con personajes casi idénticos e idiosincrasias casi idénticas. + Leer más |
Shirley Jackson, autora de obras maestras como La maldición de Hill House y Siempre hemos vivido en el castillo, firmó también numerosos relatos; no solo «La lotería» (1948), cuya célebre aparición en The New Yorker causó tanto revuelo y que, durante décadas, fue la única obra verdaderamente conocida de una autora por lo demás relegada, durante largo tiempo, a los rincones del «género» (llámese horror gótico o terror). Autora cuyo genio literario por fin aflora con la fuerza que merece ante lectores de todo tipo.
Esta selección, coeditada con la editorial Minúscula e ilustrada por Carmen Segovia —cuya singularidad al retratar situaciones y personajes oscuros con una paleta cálida le ha valido numerosas distinciones— reúne once cuentos que revelan una mirada penetrante sobre la oscuridad que permea la vida cotidiana, combinada con un talento peculiar para valerse de narradores poco fiables y crear personajes tan retorcidos como aparentemente ordinarios y hasta respetables.
Aquí los límites entre lo real y lo sobrenatural acaban por desdibujarse entre costumbres o rutinas diarias y aterradoras: una esposa modélica que oculta pensamientos homicidas, un ciudadano ejemplar que podría ser un asesino en serie… En el mundo de Shirley Jackson nada es lo que parece y no hay lugar seguro.