No hay fuego ni frío que pueda desafiar a lo que un hombre guarda entre los fantasmas de su corazón.
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No hay fuego ni frío que pueda desafiar a lo que un hombre guarda entre los fantasmas de su corazón.
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Cuando sientas deseos de criticar a alguien recuerda que no todo el mundo ha tenido las mismas oportunidades que tuviste tu.
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Me gustan las grandes fiestas. Son muy íntimas. En las fiestas privadas no hay privacidad.
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No hay confusión parecida a la confusión de una mente simple.
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Me sentí solo durante un día, más o menos, hasta que una mañana alguien que había llegado después que yo me paró en la carretera. —¿Cómo se va a West Egg? —me preguntó, despistado. Se lo dije. Y, cuando proseguí mi camino, ya no me sentía solo. Yo era un guía, un explorador, uno de los primeros colonos. Aquel hombre me había conferido el honor de ser ciudadano del lugar. |
Que murmuraran a su costa aquellos que habían encontrado en este mundo poco sobre lo que poder murmurar era prueba de las románticas especulaciones que inspiraba.
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Pero ella era demasiado lista para llevar sueños olvidados de una época a otra.
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Para no juzgar se requiere una esperanza infinita. Aún hoy temo perderme algo si olvido que, como sugirió mi padre y repito con idéntico snobismo yo, el sentido más elemental de la decencia se reparte de forma desigual al nacer.
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No hay fuego ni frío que pueda desafiar a lo que un hombre guarda entre los fantasmas de su corazón.
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Cuando yo era más joven y más vulnerable, mi padre me dio un consejo en el que no he dejado de pensar desde entonces. "Antes de criticar a nadie, me dijo, recuerda que no todo el mundo ha tenido las mismas ventajas que tú". |
Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises