Pueblo chico, infierno grande

Me llamó poderosamente la atención el título, más que la portada. La sinopsis describe perfectamente que os vais a encontrar en esta novela dividida en 17 capítulos.

Narrada en primera persona por Beltrán, el protagonista de la novela. Ese chico de treinta años, como indica la sinopsis, que se encuentra en un momento de su vida en el que se lo cuestiona todo debido a su situación tanto laboral como de pareja, con el que es su jefe, Jacobo.

Es la historia de un pijo madrileño al que en pleno mes de Agosto el que su novio y jefe envía a un pueblo de Córdoba en nombre del bufete a buscar a los herederos de un cliente y, evidentemente, a pasar calor en un ambiente que el no controla. Esa es la trama principal por la que Beltrán se embarca en un viaje donde cambia y se descubre a sí mismo.

Aunque Beltrán es un buen personaje, los secundarios no se quedan atrás. En especial para mí, Sebas y Mercedes.

Me ha parecido una buena novela introspectiva, con unas tramas secundarias que enganchan a la historia incluso más que la principal y unos giros que, en ocasiones, no te ves venir. Por lo que he disfrutado mucho de esta lectura, de este pueblo y de estos personajes que se van colando en la vida del protagonista para hacerle ver y entender muchas cosas.

Y tenía que ponerlo: me encantan los flamenquines.