Puede que no estés hecho para mi del mismo modo en que yo estoy hecha para ti, pero pienso elegirte de todas formas, una y otra y otra vez.
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Puede que no estés hecho para mi del mismo modo en que yo estoy hecha para ti, pero pienso elegirte de todas formas, una y otra y otra vez.
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Los latidos del corazón son como las huellas dactilares: únicos, inconfundibles, la forma más sencilla de distinguir a las personas. (Pág. 42) |
Tú no eres ningún problema, Misery, sino un privilegio.
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Mi aroma. ¿Huelo a…? —Mía. —La palabra le retumba en la garganta—. Hueles como si fueras mía, Misery. |
Ella no es como él se imaginaba. Es más, en todos los aspectos.
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Noto cómo sus labios se mueven contra mi piel y forman lo que parecen ser dos palabras cortas
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¿Sabes qué es lo que convierte a los alfas en buenos líderes? —pregunta sin mirarme. —Ni idea. Deja escapar una risa. —Yo tampoco. Pero a veces tomo una decisión y siento en lo más profundo de mi ser que estoy haciendo lo correcto. —Se humedece los labios—. Tú eres una de esas decisiones. |
Algunas noches, cuando pasa por delante de su puerta, tiene que susurrarse a sí mismo: «No te pares».
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Tú no eres ningún problema, sino un privilegio
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Él y yo. Juntos. Algo absolutamente maravilloso que no debería haber tenido lugar.
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¿En qué época se desarrolla la historia?