«Brontosaurus» y la nalga del ministro

Brontosaurus y la nalga del ministro es la quinta colección que recopila los ensayos que Gould publicaba mensualmente bajo el nombre de “This view of life” en la revista Natural History. Según Gould, los ensayos contenidos en este libro están centrados en evolución y en rarezas del mundo natural, pero siendo sinceros, decir eso de un libro de Gould es poco y deja de lado muchos de los temas que le apasionaban y que también están presentes en este libro como lo son la historia americana y el béisbol.

Llevaba mucho tiempo sin leer nada de Gould y la verdad no sé el motivo. Sus ensayos de evolución hicieron parte fundamental de mi formación, sobre todo cuando descubrí que el curso de evolución durante el pregrado no iba a ser suficiente para aprender todo lo que quería. En ese momento, Gould y las formas intrépidas que usa para enseñar ciencia fueron fundamentales para llenar los grandes huecos que dejaba el profesor mediocre de turno que iba al salón solo a pasar unas diapositivas mal hechas hacía al menos 20 años.

Los ensayos de Gould no son sencillos de leer. Y este libro, como todos los que llevan su nombre, está hecho para disfrutarse y detenerse cada tanto a pensar lo que se acaba de leer, e incluso a imaginar las situaciones que Gould propone. En todos, se evidencia un Gould agudo y mutidisciplinario que aprovecha su conocimiento para hilar de forma increíble historias, encontrar relaciones entre sucesos y personajes que de pasón no parecen tenerlo y que es capaz de hablar de tantos temas con un alto dominio.

Si bien los ensayos que vienen en Brontosaurus y la nalga del ministro no están hilados entre sí, en ellos sí hay temas recurrentes y que, pese al paso del tiempo, siguen estando vigentes en la sociedad. Es así como en varios de ellos Gould plasma su posición ante la importancia de la educación científica en todos los niveles, el peligro de defender una idea a cabalidad a pesar de las evidencias en contra y la seriedad con la que la evolución cultural debe abordarse.

Y no, acá no brillan los dinosaurios como uno esperaría. Si bien aparecen en algunos ensayos, no lo hacen en la forma usual, pues Gould los aprovecha para mostrarlos como una metáfora, como una imagen icónica que puede inspirarnos —incluso a leer este libro—. A partir de este pensamiento, Gould expresa algunas analogías con las que se permite explicar por qué la evolución lingüística debe ser tomada en serio y la manera en la que este nos podría a desentramar nuestro desarrollo evolutivo junto con el ADN y los fósiles.

Gould, en una muestra de lo variopinto que fue, se permite mostrarnos los cuentos de los hermanos Grimm —que me persiguen por estos días— son más que fábulas y que en ellos existe un vínculo entre la genética y el lenguaje y de que, en consonancia con le Guin y Ecco, no debemos dudar del poder de los nombres. Sin duda, esto no es algo que uno espere ver en un libro de evolución, pero ¡Es Gould y de él todo se puede esperar!

Acá hay ensayos tan diversos y que pueden llamar la atención de un amplio público. Es así como nos encontramos por momentos hablando del por qué el teclado QWERTY es el más usado actualmente —mi favorito—, o del motivo por el cual las luciérnagas se distribuyen uniformemente sobre el techo de una caverna. Todo esto viene acompañado de otros ensayos que buscan dar luces sobre algunas figuras científicas un poco incomprendidas o malinterpretadas en su momento.

A veces, Gould da rodeos que son un poco innecesarios y que pueden aburrir un poco a alguien que quiera tener información rápida sobre un tema en especial. Y este es quizás el principal talón de Aquiles de su forma de escribir, pues no siempre el enganche que usa para hilar las historias sale de la mejor manera y puede volverse pesado, redundante e incluso fuera del foco del tema que se desea abordar.

De la edición en español vale la pena hacer una mención al traductor que demuestra su amplio conocimiento de los temas que aborda Gould y de su otra obra. Junto con esto trata de llevar siempre el hilo de los juegos de palabras que tanto usa Gould y que a veces se vuelven intraducibles.


Stephen Jay Gould tiene la cualidad de no solo informar al lector sobre evolución e historia natural, sino que también es capaz de incitarlo a cuestionarse sobre los saberes populares y la importancia de detenerse cada tanto a pensar en lo que nos rodea. Es ahí donde radica su belleza y genialidad.