Este libro nos ha gustado mucho. Las ilustraciones son sencillas pero preciosas y nos ha parecido una historia muy original. El cuento va de una ciudad en la que sólo la gente adinerada puede hablar todo lo que quiera, porque cada palabra cuesta dinero. Para poder hablar hay que comprar palabras y comérselas, de otro modo es imposible. La gente pobre rebusca hasta en la basura para ver si encuentra palabras que han descartado, y si es un día de viento y alguna palabra ha escapado de la fábrica los más astutos las cazan con cazamariposas para poder utilizarlas cuando las necesiten. Creo que en esta historia se enseña el valor de las palabras, nos hace ver lo afortunados que somos de poder expresarnos como y cuando queramos. |