Y terminamos la primera trilogía del Grishaverse con el que probablemente haya sido el mejor volumen de los tres. Aunque creo que me lo ha parecido porque para mi ha sido significativamente mejor que el anterior “Asedio y Tormenta” y eso le ha revalorizado bastante. En esto ha tenido mucho que ver que he percibido suavizados muchos de los grandes problemas de los anteriores libros, lo que no quiere decir que hayan desaparecido. Ciertamente en “Ruina y Ascenso” sigue habiendo partes muy lentas en las que no pasaba nada, muy aburridas de leer. Pero estas partes han sido escasa y de muy poca duración en contraposición con la parte central del anterior libro. El ritmo narrativo también me ha parecido ligerísimante mejor llevado, lo que no quita que haya habido partes que me hayan seguido pareciendo muy apresuradas y demasiado rápidas. Por otra parte, he apreciado cierta mejoría en el tratamiento de los personajes. Alina sigue sin ser santo de mi devoción, pero esta vez la he visto mejor perfilada y más asentada. Y hay que reconocerle que a lo largo de los tres libros ha tenido una notoria evolución y ha pegado un cambio de 360º grados. En este tercer libro, al menos ya tiene las cosas más claras y sabe lo que quiere y acepta hasta donde es capaz de llegar, ya no pega tantos bandazos como en el anterior tomo, y eso es algo que se agradece. No es un personaje que me guste especialmente, muchas veces aún la noto muy desequilibrada, infantiloide e indecisa, pero al menos en este libro no se me ha hecho muy intolerable y no me ha costado tanto empatizar con ella hasta cierto punto. Mal, que en los libros anteriores me era absolutamente indiferente, con todo lo que ha sucedido en esta tercera parte, me ha parecido mejor esbozado y con más interés, creo que ha podido lucirse más como carácter, aunque tampoco me emocione mucho. de todas formas, sigo insistiendo que esta pareja, individualmente no me parece especialmente tóxica, lo que me parece tóxico es la manera en que la autora desarrolla su relación.Y tengo que reconocer que es dicha de relación lo que le da un poco de jugo a dos personajes que, por separado, no tendría ningún tipo de interés. Y es que para mí el interés real que puede haber en esta historia en materia de personajes descansa en los secundarios. Tras un segundo libro en el que estaba muy desdibujado, nos volvemos a encontrar al Oscuro en todo su esplendor, aunque no llega a las cuotas en las que aparecía en “Sombra y Hueso”. Nikolai sigue siendo, de lejos, el mejor personaje de toda la saga, el que mejor construido está y el que nos regala los diálogos más interesantes. Tengo muchas ganas de ver como su historia va a seguir desarrollándose en los libros siguientes. Creo que con todo lo que ha pasado en este en este libro su futuro puede ser muy interesante. Zoya es un personaje que ha pasado de resultarme indiferente-caerme ligeramente mal, a caerme muy bien. Muy fan de los comentarios que lanzaba, ayudaban a desarrollarse mejor un personaje que espero que pueda desarrollarse y conocerme mejor próximamente. Harshaw me ha parecido absoluta e increíblemente desaprovechado. Tenia todo (el pasado, la personalidad, el carisma, el gato ¡todo!) para ser un personajazo y no le han dejado por más que haya sido el gran descubrimiento de este libro. Gennya, los gemelos Tamar y Tolya y, en menor medida, David, aunque han tenido mucha presencia en los acontecimientos narrados, sus personalidades me han parecido muy desdibujadas, podrían haber dado más juego en ese sentido (aunque Gennya y David si hayan tenidi sus momentos. Como pareja me gustan más que Mal y Alina). Pero si hay un motivo por el que creo que este libro es quizás el mejor de la trilogía es porque ha habido escenas y momentos que con los cuales he podido conectar como no lo he hecho con los otros dos anteriores, ha habido giros de guion que me han sorprendido muchísimo, algo que echaba de menos en las dos primeras partes. Y no voy a decir que hayan sido muchos, pero al menos están, lo que ya algo. En especial me quedo con esa lucha de infarto en la Rueda, llena de acción, adrenalina y situaciones extremas e inesperadas que complicaban mucho las cosas y prometían. El final me ha gustado y a la vez me ha dejado un tanto fría. Me explico: me ha gustado en el sentido de que han pasado cosas que no me esperaba para nada, tenido momentos de tensión que me han tenido pegada a las páginas de la obra. Pero al mismo tiempo como como han quedado las cosas al final no me ha sorprendido mucho, me esperaba algo así. Ciertamente, el final tiene un toque agridulce que le va muy bien a la historia, pero al mismo tiempo todo me ha parecido muy poco creíble, hay cosas que no he terminado de verlas y que me han parecido que han sucedido muy porque sí, como si la autora se la subiera sacado de la manga para cerrar lo mejor posible la historia. También debo reconocer que, aunque he dicho antes que la historia ha tenido un tono agridulce y ha habido momentos de luchas y muertes a mansalva a lo largo de la misma, también me ha parecido que, a grandes rasgos, todo quedaba muy “Happy Ending” (por así decirlo) para los principales implicados en la trama, pese a todas las complicaciones que les han jalonado a lo largo de la saga, al final todo se ha arreglado relativamente fácil para ellos. Todo esto tiene su lógica porque el grishaverse va a seguir expandiéndose en otras obras en las que vamos a seguir viendo a estos caracteres. Pero aún así hay ciertas cosas que no me acabo de creer de este final. En resumidas cuentas “Ruina y Ascenso”, como en general toda esta trilogía, me ha parecido una obra llena de fallos y de aciertos, con una premisa muy interesante a la cual se le podría haber sacado más jugo. Fueron unos libros que empecé a leer sin muchas pretensiones, lo único que buscaba de ellos es que fueran lecturas fáciles y amenas, lo cual he conseguido totalmente, justo es reconocerlo. Me quedo especialmente con la ambientación y con el hecho de que es el inicio a un universo y una propuesta que, espero, irán mejorando en los libros posteriores. + Leer más |