Una librería con magia de Thomas Montasser
“De todos modos, hay que reconocer que la librería -si se prescindía de cierta decadencia encantadora- seguía siendo una joya, y no solo por las recias estanterías de madera de nogal que llegaban hasta el techo, ni por la suntuosa cortina o la crujiente pero preciosa tarima que, recién encerada, recordaba un poco a la pulida tablazón de un velero de lujo... No, sobre todo por un surtido de libros tan sabia y esmeradamente escogidos como amorosamente cuidados”.
|