Somos las hormigas de Shaun David Hutchinson
Pero no fue el destino. Y desde luego tampoco Dios. Fue una casualidad. Una serie de acontecimientos aleatorios a los que alguien da sentido por pura desesperación, por demostrar que hay un designio en nuestras vidas. Que los minutos y las horas entre nuestro nacimiento y nuestra muerte son algo más que momentos frenéticos de caos. Porque, si eso es lo que son, si no hay reglas que gobiernen nuestras vidas, entonces toda nuestra existencia es una farsa sin sentido.
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