Un ángel en mi mesa de Janet Frame
Relato delicioso de una difíciles vivencias en las que culaquier ser humano le hubiera sido complicado y desagradable sobrevivir .
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Un ángel en mi mesa de Janet Frame
Relato delicioso de una difíciles vivencias en las que culaquier ser humano le hubiera sido complicado y desagradable sobrevivir .
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Rostros en el agua de Janet Frame
Pero aquí en Cliffhaven o en cualquier hospital psiquiátrico tenías que proporcionar tú unos vendajes que sacabas de tu interior para curar unas heridas que no podían verse ni medirse y, al mismo tiempo, daba la sensación de que hubieras olvidado que las pacientes eran personas, porque había muchas y muchísimo que hacer.
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Rostros en el agua de Janet Frame
Aunque yo era capaz de mantener lo que considero una conversación "sensata", había poca gente con la que hablar, y al abordar a alguien era necesario adoptar un disfraz mental similar al suyo, como esos soldados que lucen ramas en el casco para estar en armonía con la vegetación circundante y no despertar sospechas del enemigo. Pero ¿no son esas acaso las tácticas que todos utilizan cuando intentan emerger de sí mismos y enzarzarse en los peligros de la comunicación humana?
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Rostros en el agua de Janet Frame
"Por tu propio bien" es un argumento convincente que puede acabar por hacer que el género humano acceda a su propia destrucción.
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Rostros en el agua de Janet Frame
Puedo oír cómo alguien gime y lloriquea; es alguien que ha despertado en el momento y en el lugar equivocados, porque sé que el tratamiento te arrebata esas cosas, te deja sola y ciega y sin identidad alguna, y buscas a tientas el camino a la fuente del consuelo más elemental, como un animal recién nacido; entonces te despiertas, pequeña y asustada, y las lágrimas no paran de manar, frutos de un pesar indescriptible.
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Rostros en el agua de Janet Frame
Todos vemos los rostros en el agua. Los apartamos de nuestro pensamiento, incluso dejamos de creer que sean reales, y nos convertimos en moradores tranquilos del mundo; o quizás ni los olvidamos ni acudimos en su ayuda. A veces, por una triquiñuela de las circunstancias o del sueño o de un sesgo hostil de la luz, vemos nuestro propio rostro.
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Rostros en el agua de Janet Frame
Yo no me sentía enferma, pero sí tenía miedo. El doctor Tall cojeaba. La hermana Creed cojeaba. La cara de carnicera de la enfermera jefe Borough se hinchaba ante mí de forma amenazadora. Y, sin embargo, me dirigía obedientemente al otro pabellón, al que llamaban el Cuatro Cinco Uno, para someterme a los electroshocks e intentaba reprimir una inquietud que rayaba en el pánico cuando captaba el olor peculiar del pabellón y oía su nombre mismo: Cuatro Cinco Uno, sin duda un código siniestro.
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Janet Frame
Todos los escritores son exiliados dondequiera que vivan y su trabajo es un viaje de toda la vida hacia la tierra perdida…
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Rostros en el agua de Janet Frame
Dicen que cuando condenan a muerte a un preso todos los relojes cercanos a su celda se paran, como si la supresión del reloj interrumpiera el fluir del tiempo y dejara varado al preso en una costa de intemporalidad donde los instantes, como las olas, se elevaran y rompieran cerca de la orilla, pero sin llegar a lamerla nunca.
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Rostros en el agua de Janet Frame
Me encerraron en un hospital porque se había abierto un gran abismo en el témpano de hielo entre yo misma y los demás, a quienes observaba alejarse, junto con su mundo, a través de un mar de color violeta donde los tiburones martillo nadaban con tropical soltura junto a focas y osos polares.
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¿Quién mata al elfo Dobby?