Esta es la historia de un perro llamado Afmau, que en lengua mapuche significa leal y fiel, y su relación de amistad con su "hermano" humano Aukamañ. Luis Sepúlveda hace honor a sus antepasados mapuches en Chile (mapu de tierra y che de gente, "Gente de la Tierra"), para denunciar los crímenes y desmanes cometidos contra su pueblo para expulsarlos de sus tierras y apoderarse de sus bienes y terrenos. Como eje principal para dar una nota de ternura y positivismo entre la maldad invasora, nos sitúa la entrañable relación entre un pastor alemán y un mapuche destinado a defender los valores ancestrales de su pueblo. Sepúlveda utiliza numerosas palabras en lengua mapuche (siempre acompañadas en el libro por su traducción al castellano) para darnos a conocer la mentalidad de un pueblo "primitivo" que respeta y valora a la naturaleza, frente a las razones poderosas (en forma de armas y leyes hechas a su medida) de unos "civilizados" colonos dispuestos a apropiarse por la vía rápida de todo lo que pueda proporcionarles unas cuantiosas ganancias. |