Antes de comenzar, quiero agradecer a Edhasa Editorial el envío de un ejemplar de su Premio Narrativas histórica 2024 y a Roberto Corral, el cariño que ha puesto en su obra. Debe ser cosa de magia. Algún conjuro. Tal vez se trate de drogas alucinógenas o de un veneno positivo. Quizás es todo más sencillo, y detrás de esas descargas eléctricas que abren los poros de mis sentidos, se encuentra un octavo pecado capital llamado talento. En cualquier caso, Roberto Corral es el hechicero que, a fuego lento, ha sacado de su caldero una novela impecable. Gala, Ataúlfo, Alarico, romanos y godos. Gran verdad aquella que dice que con los mismos ingredientes, lo importante son las manos. Y es que, en una historia que se ha contado mil veces desde otras tantas plumas distintas, lo importante es el como. No quisiera desmerecer a Zoilo o Santamaría, al contrario, son miradas distintas, pero hoy toca hablar de Roberto (prefiero no usar el apellido a secas, para no confundir con, ejem, mi amigo de Daroca) y de su libro. La prosa. ¡Ya está aquí el pesado de la prosa! Pero es que ella forma parte, (tal vez, la más importante) de eso que llamamos escribir bien. Por eso, cuando tropiezo con una pluma cuidada, pulcra, ordenada y, francamente hermosa, no puedo evitar que mil mariposas amarillas, revoloteen en mi estómago. Empiezo a pensar, querida Acero, que tiene vuecencia un huerto secreto, donde planta una semilla y le crece un buen escritor/a. ¡Oh, pero disculpad esta reseña deslavazada, construida con retazos de mi memoria! La edad, igual como ocurre con Helpidia, no me perdona. (Buen truco, Roberto) Hablando de ella: ¡Qué personaje tan fascinante! Será, esta amable anciana, aunque con su puntito de fina ironía y sin pelos en la lengua, la encargada de dictar las memorias de Gala a Maia, esclava y escribana del relato, en una habitación donde se espera, con paciencia y melancolía, al peor de los invitados. Desde esta alcoba ocupada por tres mujeres fascinantes, viajaremos al siglo V, para conocer, de una manera intimista, pero sin pudor, la vida de una mujer que atesoró los siguientes títulos: Rehén, esclava, hija, esposa, hermana y madre de emperadores, reina de los godos, emperatriz, cristiana, imperfecta, y cruel, cuando no le quedó más remedio. Elia Gala Placidia. Gala de Hispania. Una mujer en un mundo de hombres lobos que incluso en las más atroces vejaciones supo mantener su dignidad y cumplir con su "cometido" El autor nos ofrece una propuesta distinta, alejándose de la épica de las batallas y acercándonos a un lado más emocional donde los grandes "salvajes" godos, lloran. Alarico, Ataúlfo y Walia, como nunca antes se han visto. No faltan a la cita, guerras, saqueos, amor, dolor y la muerte, que las manos del hechicero Roberto Corral esculpe en su frío rostro, la más delicada belleza. Una novela que peca solamente de una cosa: Ser, francamente hermosa. + Leer más |