Insurgente de Veronica Roth
Tobias y yo nos quedamos a unos metros de distancia durante breves segundos. Después, él se acerca lentamente. —¿Estás bien? —me pregunta. —A lo mejor vomito si tengo que volver a responder a esa pregunta. No tengo una bala en la cabeza ¿no? Pues estoy bien. —Tienes la mandíbula tan hinchada que parece que llevas una bola de algodón metida en la boca y acabas de apuñalar a Eric —responde, frunciendo el ceño—, ¿y no se me permite preguntarte si estás bien? Suspiro. Debería decirle lo de Marcus, pero no quiero hacerlo aquí, con tanta gente alrededor. —Sí, estoy bien. |