Solsticio siniestro: Cuentos para las noches más largas de Varios autores
Cuántas veces había visto a Midge en esa misma postura, abatida. Daba igual donde estuviera, en el jardín o en la casa, o incluso de compras en el pueblo, siempre adoptaba la misma postura encorvada que sugería que la vida la trataba mal, que sus conciudadanos la habían escogido para que llevara a cuestas una carga imposible, pero que, pese a todo, aguantaría hasta el final sin quejarse.
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