La camarera de Nita Prose
No dije la verdad porque la verdad dolía [...]. Ese es el problema con el dolor. Se contagia como si fuera una enfermedad. Se transmite de la persona que lo sintió por primera vez a aquellos que más quieres. La verdad no es siempre el ideal más elevado; a veces, hay que sacrificarla para que el dolor no alcance a tus seres queridos. Hasta los niños, de forma intuitiva, lo saben.
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