Las uvas de la ira de John Steinbeck
Madre volvió a entrar en casa... Cuando levantó la tapadera de la enorme olla, el olor a carne de cerdo hirviendo y hojas de remolacha flotó en el aire. Esperaron a que regresara cruzando el patio, cada vez más oscuro, porque Madre era poderosa dentro del grupo.
|