La bajamar de Aroa Moreno Durán
Hay una extraña relación entre las mujeres maternas de una familia. La célula de la que nació mi hija fue fabricada a la vez que yo en el útero de mi madre.
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/Centroamérica Cuenta, además de contar las historias de Iberoamérica, abrió sus puertas a la poesía con un recital que reunió a poetas de ambos lados del Atlántico. En esta ocasión, presentó la edición de «Versos que cuentan» en Ciudad de Panamá. Participaron Piedad Bonnett (Colombia), José Mármol (República Dominicana), Moisés Pascual (Panamá), Aroa Moreno Durán (España), Consuelo Tomás Fitzgerald (Panamá), Minerva del Risco (República Dominicana), Javier Alvarado (Panamá), Mar Alzamora (Panamá), Eyra Harbar (Panamá), Salvador Medina Barahona (Panamá) y José Luis Peixoto (Portugal). Teatro Nacional de Panamá. Imágenes cedidas por Centroamérica Cuenta Festival anual de escritores. #CAC24 Suscríbete a nuestro canal de YouTube: https://www.youtube.com/InstitutoCervantesVideos?sub_confirmation=1
La bajamar de Aroa Moreno Durán
Hay una extraña relación entre las mujeres maternas de una familia. La célula de la que nació mi hija fue fabricada a la vez que yo en el útero de mi madre.
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La bajamar de Aroa Moreno Durán
Yo ya no sé si algo de lo que te cuento sucedió así. (...) Si no hay nada escrito, porque no lo hay, solo nos queda una memoria. Y es la mía.
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La bajamar de Aroa Moreno Durán
¿Y qué vas a hacer, Adi? ¿Vas a comprarle todos los zapatos hasta que deje de crecerle el pie? Vas a poner una fila de cajas de zapatos en su armario con todos los números por si acaso. Veintiocho, treinta y uno, treinta y siete. Por si te pasa algo a ti. Por si algún día finalmente decides largarte. O te pasa algo, qué se yo, te enfermas de verdad, desapareces, qué. ¿Eso es lo que quieres darle? ¿Es eso ser una madre? ¿Vas a dejarle una montaña de cajas numeradas y ordenadas por tallas con todos los zapatos?
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La bajamar de Aroa Moreno Durán
Una casa se convierte en otro espacio cuando falta para siempre uno de sus habitantes
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La bajamar de Aroa Moreno Durán
Le parece imposible renunciar a tener un hijo sin poder atisbar el huracán que supone en la vida de uno. El amor y el cansancio. La ternura y el miedo más atroz. La razón para no tener un hijo, piensa, aunque Jon no la ponga sobre la mesa con esa vehemencia inteligible y lógica, aunque se le escurra del discurso de la libertad y el deseo, es el pánico que produce saber que alguien depende de ti. Ese paso al frente que deja atrás la despreocupación. El terror que surge después de un nacimiento, nuestra verdadera extinción.
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La hija del comunista de Aroa Moreno Durán
Lloré la muerte de mi padre, al otro lado del muro, en absoluta soledad durante años... Tú haces como que ya no te importa. Porque tomaste una decisión sin calcular. Una precipitación. Y quién sabe si él lloró de noche por su hija, por su familia, por el socialismo o por él. Papá, papá, decía cuando me quedaba sola. Por todas las veces que ya no le volví a llamar así. |
La bajamar de Aroa Moreno Durán
No tenía un dolor para señalarlo. Ella no era una madre contra las guerras de los hombres, como lo fue su bisabuela. No era una mujer alejando a su hija de la violencia y callando durante décadas, avergonzada o asustada, un origen, como lo había sido su madre. Ella lo tenía todo, lo había levantado todo, pero ya no lo quería.
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La hija del comunista de Aroa Moreno Durán
Hay una electricidad entre emoción y memoria: cerebro, neuronas, flash. Una complejidad natural: a mayor emoción, más facilidad de que un suceso pueda ser recordado. La emoción es el filtro y es la marea. Es la revolución.
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La hija del comunista de Aroa Moreno Durán
El nombre que entonces tuve. La mujer que entonces fui. Apenas una extensión de piel y veinte años de contenido. La memoria es la facultad que permite retener y recordar hechos pasados: codificar, almacenar y recuperar.
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La bajamar de Aroa Moreno Durán
Recuerda el tacto y recuerda el olor de la humedad pegada al tejido y fijada durante años de estar guardadas en un cajón. Lo que no recuerda es cómo se descansa sin preocupación en ellas.
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El invierno en...