Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso
[...] Ahora veo que lo que en realidad se estaba combatiendo era la "falsa" solemnidad que, como todo lo falso, es casi sin duda imperecedera y representa la conformidad con lo establecido, el temor al ridículo, el rechazo de lo que se conoce, el acatamiento respetuoso de las costumbres, el afán de seguridad, la falta de imaginación. ¿Qué es, pues, planteado de este modo, ser un "falso" solemne? Hay actos solemnes. Comportarse solemnemente sin estar presidiendo un acto solemne no es ser solemne. Es ser tonto. |