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JOSEP; EDITORIAL PLANETA SA;ESCUÉ (Traductor)
ISBN : 8491053603
464 páginas
Editorial: PENGUIN CLÁSICOS (02/03/2017)

Calificación promedio : 3.74/5 (sobre 25 calificaciones)
Resumen:
Como prostituta de lujo, gran conocedora de los bajos fondos parisinos, Nana es un gran espejo de aumento de todos los males de aquel París mundano, vicioso y contradictorio. El maestro del naturalismo llevó a cabo un minucioso retrato de una mujer de belleza arrebatadora y voracidad sin límites. Del fin una heroína trágica. Inolvidable para la literatura, Nana morirá dejando tras de sí una corte de hombres que en su día perdieron la cabeza –y el bolsillo– por ella.... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (7) Ver más Añadir una crítica
Celia_0504
 26 October 2023
Émile Zola es uno de mis autores preferidos, del cual me gusta leer alguna novela al año. Y este ya me tocaba ponerme con el que probablemente sea uno de sus trabajos más conocidos, y al que tenía muchas ganas. Publicada en 1880, “Naná” es la novena obra del ciclo de los Los Rougon-Macquart, el famoso proyecto de Zola que en el que el autor bosquejaba un retrato fiel de la sociedad francesa durante el Segundo Imperio, representando los cambios de todo tipo que hubo en ese periodo, según los principios de la novela naturalista. En concreto, la protagonista homónima del libro pertenece, dentro del entramado familiar, a la rama bastarda de los Macquart, cuyos miembros están influidos por los defectos y las taras que conlleva su herencia genética, siguiendo los criterios del pensamiento determinista, que tan importante era para el género literario del naturalismo, del que Zola es uno de sus máximos exponentes. de hecho, “Naná” forma parte de una suerte de trilogía dentro del conjunto junto a “La Taberna” y “Germinal”, tres libros en los que aparecen y se mencionan a los mismos miembros de la familia, siendo posiblemente las tres obras más conocidas de la producción de Zola.

Me parece interesante adjuntar un breve resumen de lo que el naturalismo que puede encontrarse en la página de wikipedia dedicada a la otra que nos ocupa, que creo que es breve y directa en su definición del movimiento : “ El movimiento naturalista continúa el ideal de plasmar la realidad de forma minuciosa y objetiva, pero añadiéndole una visión determinista y pesimista. Así, el Naturalismo se consagra como movimiento en el que la realidad se nos presenta con la carga añadida de la herencia genética, que limita al humano y le determina, haciendo imposible una huida de las condiciones sociales que le oprimen” . El propio Zola en su debut literario con “Thérèse Raquin” escribió en el prólogo de dicha obra la definición más conocida de este movimiento: “En Thérèse Raquin pretendí estudiar temperamentos y no caracteres. En eso consiste el libro en su totalidad. Escogí personajes sometidos por completo a la soberanía de los nervios y la sangre, privados de libre arbitrio, a quienes las fatalidades de la carne conducen a rastras a cada uno de los trances de su existencia […] Léase la novela con atención y se verá que cada capítulo es el estudio de un caso curioso de fisiología […] echarlos (a los personajes) en brazos de un drama violento y anotar escrupulosamente las sensaciones y actos de dichos seres. Me he limitado a hacer, en cuerpos vivos, el trabajo analítico que los cirujanos realizan en los cadáveres”.

Sin todo este contexto social y literario, ampliamente estudiado, uno puede sentirse apabullado al meterse con la bibliografía de Zola. Es un escritor al que no se le puede poner ni una cosa negativa como autor. No se corta ni un pelo a la hora de representar a sus protagonistas, no ahorra a sus lectores ningún dato espinoso y se recrea en todos sus matices, describiendo, en todo su esplendor y podredumbre, la inmundincia de su degradación humana en la Francia en la que vivió, que van al compás de su compleja situación política y social y de las abismales diferencias entre grupos sociales. Este último aspecto será una parte esencial de esta “Naná”, como veremos a continuación.

En el vibrante Paris del siglo XIX la joven Naná Copeu trata de ganarse la vida como actriz de variedades y prostituta. Dueña de una personalidad arrolladora y una belleza deslumbrante, Naná consigue que todos los hombres caigan rendidos a sus pies, usándoles para prosperar y enriquecerse, valorando más sus posibilidades económicas que el verdadero amor que sienten hacia ella y usándoles sin ningún escrúpulo. Y así, como una suerte de mantis religiosa, esta mujer empobrecerá y llevará a sus amantes hasta una absoluta degradación moral y humana que es paralela a su propia corrupción, gestada por causas superiores a ella, su propio egoísmo y el desprecio hacia los estamentos sociales a los que sabe que no puede llegar.

Como ya dije al principio, Zola es uno de mis autores preferidos, uno que me ha dado muy buenas lecturas. Pero en esta ocasión, por varios motivos personales, quizás no haya sido para mi el mejor momento de ponerme con una de sus novelas, ya que no tenia la cabeza para concentrarme en una lectura tan municiona. Se trata de un autor exigente con el que es imperativo prestar atención desde que empiezas a leerle, con unos principios que pecan de ser muy lentos y pesados hasta que uno aterriza en la historia y está empieza a desenvolverse. Es entonces cuando las historias que nos trae se vuelven algo único y que atrapan. Es algo con lo que personalmente, ya contaba cuando empecé este libro, es, si puede decirse así, una de sus señas de identidad. Pero en esta ocasión siento que el autor francés se recrea demasiado en las descripciones, su principio es excesivamente lento. No es hasta que pase más de la mitad de la lectura cuando ésta empezó realmente a interesarme. Siento que en esta ocasión Zola tarda bastante en ponerse en marcha narrativamente, más, incluso que en otras obras que he leído suyas. Se toma demasiado tiempo para colocar las bases de la novela, dedica demasiado tiempo a preparar la ambientación en la que va a desenvolverse la trama y a introducir al lector en la misma, pone en el tablero a demasiados personajes, muchos de los cuales al final no son especialmente relevantes para la trama. Y todo esto se traduce en capítulos muy extensos, en los que uno lee y siente que no avanza. Y para mí eso ha pesado mucho en esta lectura, ha hecho que haya tardado mucho en conquistar o en parecerme mínimamente interesante. Tengo la impresión de que lo que aquí ha marcado los compases es que la obra se centra demasiado en lo descriptivo, ya que al final no hay una trama propiamente dicha como en otras del mismo autor, todo se basa en episodios de la vida de Naná y en los vaivenes y tumbos que va dando por la vida, en los personajes con los que va relacionándose, y compartiendo fortuna en los diferentes episodios de su azarosa existencia.

Pero hay que decir, que una vez que consiguió atraparme, no pude menos que disfrutar de esta historia tan canallesca. Los últimos capítulos de “Naná” son simplemente soberbios, con un Zola en absoluto estado de gracia haciendo lo que mejor sabe hacer: componer una obra llena de matices en la que se ve la pobedrumbre moral y social de la Francia del siglo XIX y hacer unas descripciones psicológicas de sus personajes brutales e incisivas, que, como dijo el propio autor más arriba, son “en cuerpos vivos, el trabajo analítico que los cirujanos realizan en los cadáveres”. Leyendo uno siente que conoce todos los resquicios de los personajes, sus zonas más oscuras y vergonzosas. de alguna manera, los personajes de este autor son como pozos negros de oscuridad a la que el lector se asuma y que no puede evitar que le atraiga.

Como buen cronista del mundo en el que se movió y en el que vivió, Zola es un escrito que da mucha importancia a las descripciones, tanto físicas (de espacios, objetos, lugares y atmósferas) como psicológicas. Pero eso sí, su forma de describir las atmósferas de ese París del siglo XIX y del contraste entre el mundo burgués y noble y la sórdida que lleva su protagonista vida y sus compañeros son sublimes. Logra meterte totalmente en esos mundos y en esa atmósfera, de una forma increíblemente potente y plástica. Uno puede sentir que se mueve por las calles de ese Paris colorido y burbujeante, que puede tocar a sus paseantes, tener delante los edificios que las componen, respirar sus olores y sentir su atmósfera. Y lo mismo puede decirse cuando toca colocar las escenas en el teatro de variedades,donde la protagonista actúa mediocremente. El lector puede notar como se incrusta en los poros de su propia piel la suciedad, que impera en las zonas reservadas para los actores, como el calor se convierte en sudor sobre su propia piel, paladear en la boca, los olores a inmundicia humana y sudor, sentir la atmósfera decadente e impúdica que envuelve a todos los personajes que se dejan caer por ese lugar.

Porque eso es “Naná”. Una historia sobre impudicia y decadente. El contraste entre los dos mundos, el de las clases altas, y bien pensantes, seguras de su posición económica y social; y las más bajas, aquellas que se encuentran en el libertinaje más abierto y abyecto su forma de vida, es apabullante, y Zola la representa sin ningún tipo de cortapisas. Dicho contraste es representado con todos sus matices. Y la gente más rica es hipócrita, sus miembros solo piensan en sí mismos y no sienten ningún tipo de simpatía por aquellos que son más pobres. Los cuales les desprecian abiertamente para contrarrestar la envidia que les producen, a la par que les utilizan sin ningún tipo de escrúpulos para conseguir una posición social y económica más estable. El conseguir la prosperidad es una guerra, para la cual se utiliza cualquier tipo de arma, una contienda en la que no hay nada sagrado, ni la amistad, y el amor, ni el matrimonio, ni la familia. Todo en esta novela tiene un matiz sórdido y sucio, la crítica de Zola hacia el mundo de la burguesía y hacia la vida nocturna y Bohemia de la Francia del siglo XIX es tan acida y contundente que corroe.

Y todo esto, desemboca en ella, la gran y absoluta protagonista de la obra. Desde luego, el título no fue elegido al azar, o de forma poco meditada. Todo empieza y acaba con ella, con Naná. Ya desde el primer capítulo vemos la atracción que ejerce entre el resto de personajes, y empezamos a ser conscientes de cómo va a ser quien lleve la batuta de toda esta historia. En este primer capítulo, se estrena como actriz, interpretando a vernos, y apareciendo en el escenario, un poco menos que su propia piel. Como actriz, desde el primer momento sabemos que eso absolutamente mediocre. Pero esta su carisma y la fuerza de su personalidad, que no necesita nada más que su belleza y su propia persona. Prácticamente toda París se ha dado cita en el teatro para ir a verla, su nombre está en boca de todos, la excitación por verla se palpa en el ambiente, es tan fuerte que tiene algo de táctil y esta atracción que ejerce sobre el público, pronto se convertirá en su forma de vida. Y es que menudo personajazo que es Naná. Es una femme fatale que tiene algo de adorable, incluso de infantil. Es lista y pragmática como ella sola, sabe lo que es y sabe lo que tiene que hacer para salir a flote perfectamente. En esa dicotomía en la que el personaje se mueve durante todo el libro, lo que marca todos sus matices y la evolución que va teniendo a lo largo de la historia. Porque si bien, al principio de esta si nos presenta a la protagonista de una forma bastante pícara, poco a poco, como esa, maldita degradación de la que no puede escapar, se apodera de ella, y conocemos los aspectos más oscuros y dictatoriales de su personalidad.

Pero al mismo tiempo tiene algo que hace que sea imposible que hace que sea imposible de odiar, que consigue que brille y que la convierte en un personaje realmente encantador, a veces, incluso bonachón. Tiene muchos matices, y el autor la trabaja con fina y contundente inteligencia narrativa. Todo se cimenta en su ambición desmedida, su belleza, la indiferencia casi infantil con la que usa a los hombres para conseguir sus fines, en cómo prima para ella el dinero por encima del amor de verdad, y en la rabia de no poder acceder a la clase más alta pese a todo sus tejemanejes y a todo el dinero que consigue de sus amantes. Y como esa rabia se camufla en absoluto y soez desprecio hacia ese grupo del que nunca formará parte, en la lujuria y en el despilfarro económico. Un punto de inflexión serán unos capítulos muy extremos en los que vemos a una Naná que pierde el norte, por su relación con un compañero del teatro, juntan, que la maltrata física, psicológica y monetariamente. Esta, creo, es una parte importante de largo evolutivo de Naná. La hija de los bajos fondos, el producto de la unión entre dos borrachos, la adolescente que escapó de su casa para convertirse en bailarina, ve que cae incluso más bajo de lo que su condición social por nacimiento, la colocado en la vida. Y eso, marcará la evolución de la chica hasta un punto sin retorno, uno más oscuro y carente de piedad. Como veis , Zola no daba puntada sin hilo, todo en él está muy calculado y premeditado, y tiene su explicación,

No me extraña nada toda la polémica que suscitó “Naná”, cuando salió publicada por primera vez. No, solo porque sea una obra decadente y muy crítica con la sociedad del momento. También es una obra sucia, en la que se usa un lenguaje y metáforas sobre la podredumbre y la sociedad, en la que se habla sobre el sexo y la lujuria que imperan en la vida de una prostituta de una manera tan abierta que seguro que impactó a muchos lectores del momento. Zola fue un autor muy adelantado a su época en muchos aspectos, que se atrevió hablar de muchos temas que no aparecían habitualmente en la literatura de la época. Y aquí no solo describe con lujo de detalles las aventuras y detalles eroticos de su protagonista, una meretriz que se ve con varios hombres a la vez sin ningún pudor. En su peregrinar lubrico también aparecerán el sadomasoquismo y el lesbianismo, que son tratados con el mismo tono directo para los demás aspectos de su texto. No hay que olvidar, por supuesto que esto se trata desde una perspectiva muy decimonónica, que condena estos vicios. Pero nací sorprende mucho por la forma tan abierta en que se habla de estos temas, y más teniendo en cuenta la tendencia moralista que imperaba en la literatura de la época. Que es la que manda en el capítulo cierra la novela, que quizás a mí me ha parecido un poco precipitado. Se pasa de puntillas en ciertos aspectos biográficos de Naná, y su final me ha parecido sorprendentemente convencional para los rompedora que ha sido el resto de la obra. Quizás, lo que sale este capítulo, es que en el se ve muy bien la situación política de la Francia, del momento, en el resto del libro se insinuaba, pero tampoco era lo primordial.

En definitiva ¿se puede decir que he disfrutado de leer “Naná” Rotonda y absolutamente sí. Zola, como autor, no defrauda. Es uno de los grandes de la literatura de todos los tiempos por méritos propios. Sin embargo, ya he comentado más arriba que hay varias cosas que me han pesado de este libro. Me parece que tiene un principio demasiado lento, pesado y atmosférico, que se me hizo incluso aburrido de leer. Y eso es algo que no esperaba de uno de los trabajos más famosos e importantes de uno de mis autores preferidos. Me hubiera gustado que la narración hubiera sido más dinámica y centrada en la trama. Pero al mismo tiempo, soy consciente de que estamos ante un libro sin trama propiamente dicha. Émile Zola Tenía en mente una idea más descriptiva, que no a la hora de escribir este libro, y su retrato de una parte de la sociedad parisiense y su crítica, como siempre sean certeras y detalladas. Y todo esto aderezado con un personaje principal que, para bien o para mal, resulta inolvidable.

Por cierto, si podéis no leáis con la edición de Plutón. La traducción no me ha parecido especialmente mala, mejora según va avanzando y el libro. Pero echo en falta mucho lo que hace el sello Cátedra de poner notas a pie de página e incluir un prólogo que expliquen muchos episodios sociales y políticos de la época, y diferentes curiosidades históricas. Me hubiera gustado encontrarme estas aclaraciones, creo que hubieran enriquecido mucho la lectura. Uno de los problemas que tenido es que me sacaba de la lectura el tener que ponerme a buscar esa información.
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Guille63
 08 March 2023
“El amor es la respuesta, pero mientras esperas la respuesta, el sexo plantea algunas preguntas bastante interesantes”. Woody Allen

Podrán decirme que no es muy pertinente empezar con humor unos comentarios a una novela de Zola, sé que no es su punto fuerte, pero lo que no podrán echarme en cara es que no haya introducido un poquito de polémica entre ellos, dado lo acostumbrados que tenía el autor a sus lectores a tales pormenores.

Pues bien, señoras y señores lectores, en la novela encontrarán mucho, mucho, pero que mucho sexo: sexo comprado, sexo negado, sexo anhelado, sexo por venganza, sexo conquistado, sexo tierno, sexo exigido, sexo por lástima, sexo rabioso, sexo dadivoso, sexo reconfortante, sexo suplicado… hay hasta sexo por amor. Nada explícito, que nadie se me asuste, pero con buen pie para la imaginación del lector, que nadie se me desilusione tampoco.

Naná, determinada por la combinación de su extracción social y su dilatada herencia licenciosa, gran axioma en la filosofía del autor, se hizo puta desde muy temprana edad. No de la calle, aunque utilice la posibilidad si un apuro lo requiere, sino una querida, esas segundas esposas más agasajadas que las primeras pues se decantan siempre por el mejor postor mientras que estas últimas se quedan tranquilas a cambio de pagarles a sus maridos con la misma moneda y seguir disfrutando de su estatus social.

A Naná le gusta el sexo, lo practica a menudo y no siempre por interés. No es feminista ni progresista ni adelantada a su tiempo, todo lo contrario, es más bien conservadora, religiosa y hasta reaccionaria, pero hacía (casi siempre) lo que quería y con quién quería, sin que ningún hombre (casi ninguno) le impusiera nada. Gusta de vivir bien, rodeada de lujo, y lo consigue gracias a su carne de mármol y al deseo que provoca a su paso. Torpe como actriz, una grulla en la garganta, es capaz de levantar un teatro lleno a reventar con el movimiento de sus caderas. Pero solo con el teatro no se consigue el tren de vida que desea, así que Naná vende su cuerpo también de otra manera y lo hace libremente.

Pues bien señores y señoras lectoras, como diría aquel, J'accuse…! ¿Merece Naná nuestra censura, nuestro reproche? ¿No hacemos casi todos lo mismo en cierto modo? ¿No vendemos nuestro cuerpo, su fuerza o su habilidad o su inteligencia, por la mejor recompensa que podamos obtener? ¿No lo hacemos aunque no nos guste ni quién nos paga ni para qué, aunque incluso nos asqueen ambos? Tengo una familia que alimentar, de algo hay que vivir, decimos, o, si nos saltamos alguno de nuestros principios, para que otro se lo lleve crudo, mejor me lo llevo yo. ¿Por qué, entonces, lo encontramos todo más reprobable si interviene el sexo? ¿Por qué vender nuestro cuerpo es más censurable si es por sexo que por cualquiera otra de sus propiedades? ¿Qué tiene el sexo que todo lo ensucia, si, como también dice Allen, el sexo solo es sucio si se hace bien?

Entiéndanme bien, hablo del sexo libremente ejercido, aunque haya dinero de por medio, y quién dice dinero puede decir también estatus social, casita con jardín y BMW en el garaje, ese sexo que se puede ofrecer seleccionando al cliente, hasta disfrutando de él y con él, pero también ese que se entrega de forma tan voluntaria y con la misma vocación que, por ejemplo, limpiar retretes durante ocho horas al día, seis días a la semana.

En fin, que el problema con Naná no es que venda su cuerpo, el problema aparece cuando los hombres creen que lo que compran es su alma. Naná es caprichosa e irreflexiva, despiadada y sentimental, una cabecita loca capaz de llevar por la calle de la amargura a lo más granado de la alta burguesía parisina o de sufrir en sus propias y apetecibles carnes los mismos tormentos que provoca, la misma depravada humillación (”ella le amaba demasiado; de él, hasta era bueno ser abofeteada”). El problema es ese demonio interior, al que me resisto a poner nombre, que por conseguir la menor prueba de afecto nos doblega a todo tipo de humillaciones y abusos, pareciendo que ese mismo trato degradante es el abono que propicia el desarrollo de esa flor carnívora que nos corroe por dentro a base de autodesprecio por ser incapaces de terminar con nuestra vergonzosa situación.

Naná es así, juega con hombres y mujeres, se siente “orgullosa de la ruina de sus amantes” y hasta disfruta en ocasiones de ese otro demonio interior que se alimenta del poder sobre los demás, de la omnipotencia sobre los que, sumisos, la rodean, un proceso inagotable e imparable que solo lleva a la rabia autodestructiva, a una escalada de depravaciones sin fin, pues es incapaz de saciar el hambre. Pero Naná también se conmueve con aquellos que estima, los agasaja incluso aunque nada consiga a cambio, es generosa y confiada, una bocazas desconsiderada y mentirosa, una ingenua zalamera, una arrogante y soberbia que se cree más lista que nadie en lo que a su vida se refiere. Ya ven, lo tiene todo para encontrar su perdición, pero…

Gran personaje, gran novela y gran autor, muy por encima de un Balzac o un Víctor Hugo, en lo que a mi jerarquía literaria se refiere… entiéndanme bien.
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IreneMF
 06 February 2021
Naná es la nueva estrella del Teatro de Variedades y la cortesana más codiciada del París de finales del siglo XIX. Su gran atractivo y su ambición por llegar a ser una gran dama, dará inicio a un juego de seducción entre los hombres de alta sociedad, que detrás de toda una imagen de lujo y de derroche esconden grandes miserias y sufrimientos personales.

Naná es un libro que me ha sorprendido por varios motivos. En primer lugar, he de destacar las dos caras que se describen de París. A través de las Cortesanas y su relación con hombres bien posicionados en sociedad, veremos un lujo exacerbado y un derroche continuo con la intención de mantener una imagen pública de prosperidad. Mientras que a través de los barrios obreros, conoceremos el hambre y la miseria, y el trato tan diferente que las mujeres prostitutas recibían con respecto a las cortesanas, siendo maltratadas continuamente tanto por los hombres como por la sociedad.

Por otro lado, me ha impresionado ver que se hable tan abiertamente del sexo, y donde se plantean temas como el lesbianismo, la aceptación de amantes dentro del matrimonio y la sexualidad femenina.

Y con respecto a los personajes, hay un gran elenco siendo todos importantes para la trama y que representan los diferentes estratos de la sociedad. Aunque los que más peso tienen y más complejidad presentan son Naná y el conde Muffat. Naná es egoísta ,caprichosa y manipuladora , y que utiliza sus encantos para sacarle a los hombres todo su dinero y vivir de ellos. Pero a la vez, se muestran todas sus debilidades, siendo una mujer que desde muy joven se vio obligada a ejercer la prostitución, que no soporta la soledad y que quiere sentirse amada.

Y el conde Muffat por su parte, representa esa dualidad entre el puritanismo, lo tradicional y lo moralmente correcto ; frente al deseo y el sexo desenfrenado. Además de representar la obsesión, las relaciones tóxicas y dañinas, y el poder del dinero que puede comprar incluso el “amor”.

Es un libro que me ha gustado por todo el trasfondo que tiene y por los temas que trata aunque tengo que reconocer que es denso y con partes bastante aburridas.
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lecturasporplacer
 16 May 2020
Zola es considerado el padre del naturalismo y dentro de este contexto se puede entender la forma de narrar de este autor porque en el libro nos encontramos con muchas descripciones de los ambientes que nos permiten imaginarnos los lugares y las situaciones. Nana nos muestra la vida de una mujer de clase muy baja que se prostituye para vivir y que logra notoriedad en la sociedad de su época a partir de una obra de teatro que ella protagoniza. En una sociedad de doble moral, la protagonista sobrevive usando a los hombres y siendo usada a su vez, llegando en ambos casos a graves extremos. Zola nos describe la vida frívola de todos los personajes de esta novela mostrando como cada uno de ellos busca la felicidad dónde puede encontrarla. A pesar de los sufrimientos que podemos encontrar en la historia, estos están combinados con comentarios y escenas divertidas que acentúan la frivolidad de los personajes.
Cada capítulo parece una escena de una obra de teatro por la forma en que están limitados a un tiempo y espacio. La gran variedad de personajes que aparecen en el primer capítulo continúan apareciendo a la largo de la obra y de esta forma podemos observar su evolución.
Un libro absolutamente recomendable y accesible para los lectores actuales por la forma de escribir de Zola.
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Lecturasparavivir
 30 December 2021
Zola es considerado el mayor exponente del naturalismo. Fue muy prolífico y su obra más destacada está reunida en el ciclo de los Rougon-Macquart, escrito entre 1871 y 1893. A través de las veinte novelas que lo componen conocemos la historia social y natural de una familia bajo el segundo imperio. ⁣

A este ciclo pertenece 𝐍𝐚𝐧𝐚́⁣
La protagonista es la hija de Gervasia, ya adulta, quien se ha convertido en actriz de éxito y logra tener todo lo que siempre deseó. ⁣
Con un estilo crudo, a través de las aventuras de Naná el autor nos ofrece una crítica mordaz a la alta sociedad parisina con sus ambiciones, sus vicios, sus miserias y, especialmente, su falsa moral. ⁣

En la obra se puede ver con claridad que el autor utiliza las teorías sobre la herencia a la hora de incluir taras que pasan de generación en generación y por lo tanto de novela en novela.⁣
La escritura de Zola es muy amena, las descripciones que podrían ser tediosas, ya que son muchas, son muy ilustrativas y acertadas. Su tono es siempre pesimista, pero no podemos pedirle otra cosa a un naturalista. ⁣
Si bien 𝘕𝘢𝘯á es considerada por la crítica como la obra maestra de Émile Zola, mi preferida es 𝘓𝘢 𝘵𝘢𝘣𝘦𝘳𝘯𝘢, quizás sea porque por alguna razón le tengo más cariño a la protagonista. ⁣
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Citas y frases (3) Añadir cita
SatrinaSatrina14 December 2017
Había crecido en un arrabal, en el arroyo parisiense, y alta, hermosa, de carne soberbia como planta de estercolero, vengaba a los indigentes y a los abandonados, a los cuales pertenecía. Con ella, la podredumbre que se dejaba fermentar en el pueblo ascendía y pudría a la aristocracia. Ella se convertía en una fuerza de la naturaleza, en un fermento de destrucción, sin quererlo ella misma, corrompiendo y desorganizando. París entre sus muslos de nieve. Y al final del artículo aparecía la comparación de la mosca, una mosca de color de sol y envuelta en basura, una mosca que tomaba la muerte de las carroñas toleradas a lo largo de los caminos y que, zumbando, bailando, lanzando brillos de joya, envenenaba a los hombres con sólo ponerse sobre ellos, en los palacios que invadía entrando por las ventanas.
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SatrinaSatrina14 December 2017
Un hombre arruinado cayó de sus manos como fruta madura, para pudrirse en el suelo.
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SatrinaSatrina14 December 2017
Cuando se tiene buen tipo, lo más lógico es no resistirse al amor.
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