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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
22 May 2018
A estas alturas ya sabréis que Victoria Álvarez es una de mis escritoras favoritas, si no mi preferida, desde hace algunos años, prácticamente desde que publicó su primera novela por allá en 2011. Desde entonces, la hemos visto crecer, evolucionar y superarse a sí misma con historias de gran calidad que siempre tienen en común su pasión por la historia y por las ambientaciones decimonónicas y de principios del siglo XX y ha demostrado con creces que es capaz de desarrollar en esas épocas una novela juvenil de aventuras, un romance gótico o un thriller con aires de steampunk, así que no era de extrañar que también se haya atrevido con este western protagonizado por mujeres, aprovechando el filón de series cañeras como Westworld (HBO) o Godless (Netflix). Y además yo personalmente echaba de menos sus historias autoconclusivas con las que simplemente quedarme saciada con una historia redonda desarrollada en un único tomo.

Tanto el título como la portada ya nos dan una idea bastante clara de por dónde van los tiros (perdón por el chiste fácil). Se trata de una historia que muestra la delgada línea que hay entre justicia y venganza, así que ¿qué mejor ambientación que el Salvaje Oeste, donde la ley que impera sólo entiende de carretillas de metales o bolsas de dinero, de lealtades y silencios comprados y de que las deudas siempre estén saldadas? Este es una de los aspectos que siempre cuida esta autora: la ambientación. Puede que sea fácil a la hora de visualizar un contexto en el lejano Oeste americano porque tenemos muchas referencias cinematográficas, pero la verdadera proeza de Victoria Álvarez reside en los detalles, en todos esos datos secundarios que nos aporta al texto, en las pequeñas curiosidades que nos deja caer en medio de una escena y pese a no tener mayor importancia, se puede apreciar el enorme trabajo de documentación que tienen detrás: una fecha, el nombre de un periódico, un nombre dicho al azar… Todo enriquece la narración que ya de por sí es rica en descripciones de indumentarias o de escenarios. Lo que pasa es que en esta ocasión, por influencia de la televisión quizás, no le prestemos tanta atención al leer porque ya tenemos esos escenarios en la mente.

Pero entrando en materia, la trama que nos presenta se aleja bastante de los típicos western en los que alguna banda de forajidos pone en peligro la paz de un poblado mediante extorsiones, emboscadas o pegando tiros desde la calle principal. No, aquí la amenaza llega en forma de bella dama, Grace Mallory, la flamante nueva esposa de John Mallory, a quien los vecinos de Silverville dejaron de ver cuando era un niño poco antes de que su padre, Angus Mallory, muriera dejando la gran Compañía Minera Mallory & Sullivan a cargo de su otro socio y empresario, Colm Sullivan. Ante el hecho de que John vaya a volver a Silverville para reclamar su parte del negocio familiar, Ruby Sullivan (de casada, Lawrence) prefiere valerse de las cotillas de sus vecinas para tratar de averiguar todo lo que pueda de esos planes a través de Grace, que llega pavoneándose por el pueblo con sus aires de ricachona moderna y volviendo patas arriba la vida de la tranquila gente de Silverville. Por otra parte, Ruby no se fía de que Grace haya venido inocentemente antes de la llegada de su esposo John. ¿Cómo va a venir en son de paz, si Ruby acaba de descubrir que entre su padre Colm, el reverendo, el sheriff y el banquero de Silverville, acabaron con la vida del patriarca de los Mallory?

Así pues ya tenemos a las dos protagonistas de Silverville enfrentadas en un juego de sospechas, de pistas falsas, de teatrillos para provocar el siguiente paso de su contrincante, y mientras tanto, las vamos conociendo. Ruby Lawrence es uno de esos personajes que pueden no llegar a caer bien del todo hasta que no conocemos por completo su situación porque de entrada sólo sabemos era la mejor amiga de John Mallory cuando eran niños, que encubre el asesinato del padre de su mejor amigo, que no le importa mancharse de nuevo las manos de sangre y que tiene un aire de santurrona con superioridad moral que destila hipocresía por todas partes. Y sin embargo, algo tiene que hace que nos guste: evolución bien desarrollada, una buena construcción de la personalidad e historia personal que se va desmigajando poco a poco. Así que en el fondo resulta muy difícil no ponerse en su lugar para comprenderla. Para empezar, porque su condición de mujer ya hace que parta con desventaja con respecto a su hermano pequeño Troy, ya que nunca podrá heredar el negocio pese a estar más capacitada, ha sido educada para ser una buena esposa y madre, y a pesar de contar con el respeto de todos en el pueblo, nadie toma en serio sus sospechas con respecto a Grace Mallory.

Sin embargo, con permiso de la coprotagonista, sinceramente creo que esta es la historia de Grace Mallory, de principio a fin y por muchos motivos. El primero de ellos es la premisa de la que parte la historia, esa venganza central que, según Ruby, John está preparando a fuego lento para servirla fría a través de su encantadora esposa Grace. Además, ese encanto es parte del potencial del personaje porque se mete a todos en el bolsillo (menos a Ruby) con su labia, sus ideas trasgresoras de las costumbres y sus planes para hacer resurgir el legado de los Mallory en Silverville, pese a no demostrar ningún interés en la compañía minera. Así que ese doble filo con el que juega durante toda la novela hace que poco a poco, pero nunca del todo, vayamos conociéndola a ella y a sus verdaderos planes. Que la señorita Stirling me perdone lo que voy a decir, pero creo que Grace Mallory es uno de los mejores personajes que ha creado Victoria Álvarez porque hace que nos planteemos muchísimos dilemas morales y hace que la apoyemos en unas cosas y nos indigne que haga otras.

Alrededor de Grace y Ruby pululan multitud de personajes secundarios que podrían tenerme aquí otros cuantos párrafos analizando su papel en la trama y su implicación en todos los flancos abiertos de la historia, así que no lo voy a hacer porque basta con que os hagáis a la idea de que en Silverville nadie está libre de pecado pero todos quieren purgarlo. Aquí radica otra de las mejores cosas que os encontraréis en el libro: la doble moral. Aquí cada uno ve las cosas como las quiere ver y no como realmente son, a conveniencia, y mientras se van posicionando en ambos bandos como fichas en un tablero, lo que sabemos es que no todos llegarán al final de la partida. Y hablando de finales… ¿QUÉ-HA-SIDO-ESO? Que Victoria Álvarez es literariamente cruel, ya lo sabíamos. Lo que no me esperaba es que lo fuera tanto y tan descaradamente, con nosotr@s y con sus personajes, pero al parecer todavía tendrán que pasar unos días para que pueda asimilar que sí, ESE ES EL FINAL.

Por lo demás, aunque seguro que ya lo habréis deducido por todo lo que se puede ver exteriormente y por la trama que os he comentado, el mayor punto fuerte de la novela es su potencia feminista. No sólo por el evidente protagonismo de las mujeres en la novela sino también por los mensajes que va dejando a lo largo de sus páginas acerca del matrimonio o la maternidad, la fidelidad en la pareja y su significado dependiendo del género, la prostitución y su consideración entre las propias mujeres, el papel de la mujer socialmente aceptado y otras cuestiones, obviamente, contextualizadas en la época. Y si hay algún puntito que le haya quitado la puntuación máxima ha sido que, quitando un par de giros argumentales impredecibles, el resto de pequeños descubrimientos me los he ido oliendo, al menos a medida que leía porque en mi cabeza iba pensando lo guay que sería si pasara esto o aquello, y luego sucedía. Aunque visto de otra manera, me encanta empezar a pensar como mi escritora favorita; o eso, o que ya nos vamos conociendo después de estos años.

En resumidas cuentas, Victoria Álvarez lo ha vuelto a conseguir justo cuando más necesitaba desconectar un poco de las aventuras de los Lennox en sus otras trilogías. Se ha arriesgado con una ambientación hasta ahora nueva para ella, lo ha apostado todo a dos mujeres en un género enfocado tradicionalmente para hombres sin haber caído en la trampa del western romántico “exclusivo” para lectoras y ha ganado el duelo vestida de encaje y sin despeinarse. No creo que haga falta decir que os atreváis con ella pese a no ser lector@s de histórica o de western porque esos géneros sólo califican la ambientación de esta historia tan redonda que supone algo nuevo en el panorama actual, incluso dejando atrás la clasificación de juvenil. Desde luego que sí, os recomiendo tanto la novela como a esta autora que poco a poco se está creando un nombre propio con todo el derecho en la literatura española.
Enlace: http://enmitiempolibro.blogs..
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