La voz de Amunet

Porque la eternidad, cuando la existencia tiene sentido, puede ser una bendición más que una condena.

El tiempo concedido a cada ser humano, tanto si se trataba de seis meses como de medio siglo, era un regalo que nadie debería dar por sentado.

No habría escapatoria para él después de saborear algo así. Una sola dosis, por pequeña que fuera, lo convertiría en un drogadicto. Le haría pasar el resto de su vida buscándola en cada cama, en cada cuerpo.

No permitas que te hagan olvidarte de quien eres: mantente fiel a tus propios principios, por muy extravagantes que les puedan parecer a los demás, es el acto más revolucionario que existe.

En ocasiones, huir sin mirar atrás requiere mucho más valor que cobardía.

Vosotras estáis unidas a la tierra, el agua y el cielo de un modo que los hombres nunca podremos experimentar. El simple hecho de traer una nueva vida al mundo es la magia más intensa que existe.

Le costaba creer en unos Dioses, tanto antiguos como nuevos, capaces de separar de un modo tan cruel a quienes acaban de darse cuenta de que habían nacido para estar juntos.

Solo había una norma no escrita en la ciudad de los muertos: no hacer más preguntas a los demás de las que querrías que te hicieran a ti.

Porque a veces las cosas invisibles son las más peligrosas por lo desapercibidas que pasan.

"Pero nadie le ha preguntado nunca a un monstruo porqué se convirtió en eso. A nadie le importa lo que le hicieron, sólo lo que él es capaz de hacer a los demás"