La indiana

María Teresa Álvarez ha escrito esta deliciosa novela, en la que evoca con detalle un siglo XIX colonial y la dureza de la vida de las gentes de la mar, como homenaje a su tierra y a todos los hombres y mujeres que abandonaron sus hogares por la promesa de una volátil fortuna.
Desde el año pasado me propuse leer todos los libros de María Teresa, una autora que descubrí con Juana de Castilla y que desde entonces no he podido dejar de leer. Esta vez nos adentramos en la historia de Mariana y Silverio,
la historia comienza con una naufragio donde tanto el padre de Marina como de Silverio mueren haciendo que la vida de estos dos jóvenes cambie de la noche al día. Marina tendrá que madurar de golpe ya que su madre no logra superar la muerte de su marido y ella tendrá que hacerse cargo de su casa junto a sus hermanos. Silverio por su parte no quiere acabar trabajando en el mar así que decide emigrar a la lejan Cuba.
Esta historia es la historia también de Asturias, de como era la vida de los pescadores de un pueblo pequeño, de como eran sus gentes.
Marina acaba trabajando en la casa de uno de los hombres de más dinero del pueblo, allí a parte de apreciarla mucho la dejan leer e ir enterandose de la politica del país. Por su parte Silverio pasadas las penurias de llegar a la isla caribeña, pasa unos años entre la pobreza y el salir adelante hasta que regresa a Candás a buscar esposa.
En la Hija de la indiana pasan muchas cosas que no quiero contar más de la cuenta por si hago un spoiler sin querer, así que los que os he contado es una leve pincelada de lo que va ocurriendo a lo largo de casi quinientas páginas.
Como siempre la pluma de María Teresa es ágil, con capítulos cortos y una perfecta documentación tanto de España como de Cuba en esos años.
Por poner un punto negativo os diré que el final me ha resultado un cierre precipitado y un poco frio.
En conclusión, un libro que recomiendo mucho , que seguro que los disfrutáis tanto como yo y que pronto, muy pronto ( ya que lo he leído ya) os traeré mi opinión de la segunda parte, La hija de la indiana.

Me ha encantado, una historia preciosa. Nos traslada a aquellos años cuando era común emigrar para empezar una vida nueva en América. Ambientado en Candás, un precioso pueblo pesquero de Asturias, una mujer trabajadora en una conservera y una trepidante historia de amor.