¡Qué buenísima conclusión para esta trilogía! He disfrutado muchísimo leyendo esta última parte. Sigo manteniendo la misma opinión que en los libros anteriores, la ambientación y la historia detrás de los protagonistas es lo que hace que esta trilogía sea tan agradable. Cada libro está ambientado en un sitio diferente y cada trama incluye elementos paranormales. Los personajes son entrañables con unas personalidades muy distintas. Las circunstancias de cada uno junto con el desarrollo de los acontecimientos ponen a más de uno a prueba y tienen que tomar decisiones que son determinantes para el final de esta trepidante aventura en la que Alexander, Lionel y Oliver nos han sumergido. Tengo que destacar también el papel de Penelope Quills, que al principio de la trilogía parecía un personaje secundario pero que también se ha ganado un hueco en mi corazón. En definitiva, se puede decir que los tres libros están plagados de aventuras, viajes y giros inesperados y los tres incluyen esa chispa de amor, pasión, sensibilidad y ternura que tanto nos conmueve.
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