Un hombre decente

Tenemos delante la que podría ser la última novela del maestro de la literatura de espías John le Carré, esto es debido a su avanzada edad y a una enfermedad que pone límite a su vida (según sus propias declaraciones), y este hecho hace que sea una novela de enfado en la que en boca de sus personajes, el autor podría poner más de una de sus ideas en cuanto a su oposición al Bréxit y a lo que el llama políticas anti-europeas, tal y como el autor ha manifestado: La novela contiene la esencia de mi propia ira.

Con una introducción para mi gusto espesa, con conversaciones anodinas y largas, el autor nos sitúa en el Londres actual en el que nos muestra una trama que bien nos podría situar en la guerra fría pero que en la época actual es más dificil de sumergirse y por tanto resulta menos creíble.
Con una forma peculiar de escribir que solo otorgan los años y con mucha ironía, nos trae una historia sin asesinatos y sin violencia, pero con unas vicisitudes a mi gusto muy complicadas en las que todos, por defecto de profesión, se mienten ya que son espías y lo que hace que el lector, o al menos en mi caso, esté perdido.

En el desarrollo de la novela se entreve la poca esperanza del autor, lo que hace que la novela en sí sea crítica y resulte poco apacible.

En la resolución de la novela se muestra al protagonista, Nat, como el último de los hombres que incluso dentro de su profesión intenta mantenerse digno y que podría resultar en "Un hombre decente".

CONCLUSIÓN:
Una novela que sin ningún género de dudas no he disfrutado, no me ha gustado, de hecho en la página 120 me he preguntado: ¿que mierdas estoy leyendo?. Una sucesión muy amplia de personajes que no me llegan, vacuos, los cuales introduce de una manera dispersa y de pasada, que en algunas ocasiones llegan a tener diferentes nombres dependiendo de sus misiones y que de repente no vuelven a aparecer en la novela.
Lo mejor de la misma me ha resultado acabar la lectura y cuando he cerrado el libro para no volver a abrirlo.

Sin duda no lo recomiendo, a pesar de que todas las críticas especializadas lo ponen por las nubes y me ha dado la impresión de que en vez de leer el libro han mirado el nombre del autor, total que me ha recordado el cuento de El traje nuevo del emperador, y sí, en este caso al emperador yo lo veo en pelotas.
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