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Crítica de crucedecaminos


crucedecaminos
26 May 2018
Una vez finalizada la lectura de Un millón de gotas me hice la siguiente pregunta: ¿Cuántos ejemplares se llegarían a vender de la novela y en cuántos países la llegarían a publicar si en vez de Víctor del Árbol la hubiera escrito algunos grandes vendedores de bestsellers?
Creo que Un millón de gotas, y todas las novelas de Víctor, merecen ser conocidas por el mayor número posible de lectores y vender millones de copias.
Está claro que con el salto del autor de la cantera Alrevés Editorial (que gran trabajo hace en post de la novela negra) a Destino, una de las grandes, Un millón de gotas será la rampa de lanzamiento de Víctor al gran público, y lo será porque la editorial puede invertir más en su publicidad y porque la novela lo vale, como lo valen sus anteriores novelas que están llegando a lugares inimaginables gracias al boca oreja, la mejor crítica posible, la de los lectores, que se sienten satisfechos con las historias de Víctor y que saben que compran un libro que no les defraudará, una novela que les devolverá lo invertido en ella, pues si una cosa tienen los textos de Víctor del Árbol es que una vez acabados perduran en la memoria.

«La primera gota que cae es la que empieza a quebrar la piedra.»

Después de hablarlo con Víctor, después de escuchárselo explicar en una presentación, no voy a discutir más sobre las etiquetas de las novelas del autor. Para los que no lo sepáis, el defiende que sus novelas no son novelas negras, y no lo dice en tono peyorativo con las novelas negras (es un amante del género, como no), lo dice porque sus novelas tienen muchos más matices, más colores, más sabores y el término novela negra le queda corto.
Me ha encantado la respuesta que Víctor dio en una de sus múltiples entrevistas: «Mezcla de novela histórica, de thriller, novela negra; una novela mestiza, un cruce de caminos.»
En otra entrevista la etiquetan como thriller literario, pero yo creo que es demasiado genérico y que no se ajusta a lo que nos propone Víctor en sus novelas.

«Le dije que no podía luchar ella sola contra toda la maldad del mundo, que sus esfuerzos solo eran una gota en un océano. Y ¿sabes lo que me respondió? ¿Qué es el océano, sino un millón de gotas

Víctor tiene claro lo que quiere explicar y cómo lo quiere explicar. Si nos pusiéramos a analizar sus novelas podríamos encontrar muchos puntos comunes, esos puntos que fidelizan a los lectores, y donde el más importante son esas dobles tramas presente-pasado que tanto gustan. También el dolor, el sufrimiento de las almas, pero con la diferencia que en cada una de sus novelas no nos ha golpeado, no nos ha noqueado de igual forma.

«Las esperanzas más frágiles se convierten en increíbles cuando no hay otra cosa a la que aferrarse.»

Os he de confesar que mientras leía la novela tuve la sensación que esos golpes de los que hablaba antes no eran tan contundentes como lo fueron en sus anteriores novelas. Iba pensando que la intensidad quizás me resultaba un tanto menor. Fue al finalizar su lectura cuando me di cuenta que estaban repartidos de diferente forma. Se podría decir que eran más pequeñas las dosis, pero que al final sumadas eran las mismas. ¿Cómo podía faltar a su palabra, cuando haya por el mes de noviembre cuando tomando un café me dijo: prepárate para la próxima?

«Me dijo que no puede amarse a quien no se conoce, que el verdadero amor es solo el resultado de la verdad, y que el silencio solo sirve como engaño.»

Sería injusto decir que la trama histórica, la de Elías Gil, tiene más fuerza que la presente, la de Gonzalo Gil; es lo que os he comentado con anterioridad, golpea de forma distinta. Con todo, tengo que deciros que no me he podido aguantar y mientras leía buscaba referencias históricas sobre lo que iba leyendo: me tenía fascinado y a la vez me he dado cuenta que la dureza de muchas de las escenas que describe Víctor en su novela son tal cual y quizás nos haya hecho el favor de no recrearse más con la realidad de los hechos.

«Mentir es más fácil cuando quien escucha la mentira está dispuesto a creerla.»

Me cuesta tanto pensar que esas cosas sucedieron así. Más que nunca Un millón de gotas debe servir como una canto a la Memoria, esa que nos tiene que recordar cómo fueron las cosas para que no vuelvan a suceder.
Me encanta que los escritores se mojen. No cabe duda, ninguna, que Víctor es de los que se mojan, de los que no se quedan mirando, es de los que actúan, es de los que le dan sentido a su literatura no solo para entretener sino que existe un compromiso, una intención.

«Las palabras son a veces como cristales rotos, y que no puedes empujar a alguien a caminar sobre ellas con los pies desnudos.»

Las novelas de Víctor son una mina de frases para reflexionar. Creo que sus novelas tienen el record de frases que me voy apuntando para después compartir con vosotros. Y no es que con Víctor esté más atento, lo estoy con todos por igual, pero vuelvo a esa intencionalidad, a ese estar porque toca estar, a ese compromiso con el mundo que le rodea.

«Las casualidades solo son una apariencia en la que se escudan los que no necesitan saber más.»

Muchos son los temas que se tratan en la novela, no os quiero aburrir con una lista mejor los descubrís vosotros, pero sí quisiera destacar de nuevo esa búsqueda de la identidad, o el amor, o en este caso la venganza, y como no, la memoria. Pero por encima de todos ellos el alma de la novela, la de un personaje omnipresente en forma etérea: el poeta Vladímir Mayakovski, que murió en 1930, tres años antes del inicio de la trama histórica y que será como una plancha de salvación de alguno de los personajes y que después seguirá resonando en la memoria del presente. También me he interesado por el poeta y os invito a que busquéis información, pues resulta muy interesante.


«Los recuerdos siempre salen derrotados ante la realidad desnuda.»

Se nota que Víctor es un gran lector. Seguro que nos diría que quisiera tener más tiempo para poder leer a los clásicos. Sus novelas, en Un millón de gotas también, las referencias a escritores es notable. Son esos los pequeños detalles que enriquecen una lectura y que gustan tanto a un lector inquieto. Podríamos decir que ese es otro de esos puntos comunes de su obra que genera anclajes con los lectores.

«no son las ideas las que nos traicionan, sino los hombres que las llevan a cabo.»

Ya casi estoy acabando, pero no quisiera dejar de explicar una pequeña preciosa anécdota.
Qué pequeño es el mundo y como se llegan a concatenar las cosas. Desde principio de curso teníamos programada una visita guiada por una escritora a la zona de Argelès y Colliure. La casualidad ha querido que justo cuando estaba acabando la lectura de Un millón de gotas mis alumnos realizaran esa excursión y dentro de ella se tocó el tema de la memoria. Pudieron pasear por la playa que acogió a tantos españoles y en ella hicieron un sentido homenaje a todos esos españoles que se dejaron la vida sobre aquella arena, a todos aquellos que la sufrieron en sus carnes, en sus almas y que nunca lo olvidarían. No sabéis como lo he vivido al estar leyendo la novela de Víctor. Son hemos momentos los que dan un valor añadido a las lecturas, a las visitas.

«La memoria es un paisaje que cada cual elige para añorar o detestar.»

Creo que Un millón de gotas estará entre mis mejores lecturas del 2014, al igual que lo estuvo su predecesora, Respirar por la herida en 2013, y su anterior novela, La tristeza del Samurái en 2011.
Víctor del Árbol es un valor seguro y en alza. No lo dudéis.

«Todo se convierte en polvo y en olvido si se tiene la paciencia de esperar.»
Enlace: http://crucesdecaminos.blogs..
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