Somos nosotros, los mayores, quienes tenemos miedo, porque el miedo auténtico sólo procede de la experiencia. Tenemos miedo al hambre cuando vemos que no podemos pagar las deudas del banco. Tememos la guerra por que vimos lo que les hizo a nuestros abuelos. Nos aterra la enfermedad porque hemos llorado en los funerales de nuestros amigos. El miedo sin experiencia sólo es una locura filosófica, por eso los niños no se asustan de veras.
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