Los niños sin nombre

La vida es azarosa, pero el mundo pertenece a quien sabe ver lo apasionante tras las ventanas que abre el azar.

¿Habéis pensado alguna vez que los sueños son las cartas que la mente se escribe a sí misma?

Con actos en apariencia muy comunes, es como comienzan las mayores aventuras.

- La modestia no me gusta, caballerete. El modesto quiere que lo alaben dos veces. Si haces algo extraordinario, debes mostrarlo con orgullo y perseguir el lugar que mereces. Además, nadie tiene que explicarme que la magia existe: sé que existe.

El mundo era enorme. Y él se disponía a conquistarlo.

Nadie que intente ser especial conseguirá serlo. Solo el que acepta que es como los demás podrá llegar a ser diferente. Pero, ¡ay del que intente ser alguien corriente con el objetivo de llegar a ser extraordinario! Ese está perdido.

Si te encuentras con el misterio de la magia, pasa la página. Si no, da las gracias y sigue tu camino.

- Yo no hago trucos, yo hago magia.

¿Sabes qué es lo que no tenían los niños más pobres que he conocido? No tenían nombre. Es imposible ser más pobre que los niños sin nombre.

He conocido niños pobres, pero hay que ser muy pobre para no haber escuchado nunca una historia.