 |
Esta es la primera novela que leo de J. de la Rosa y me ha gustado mucho cómo nos traslada al remanso de paz que es el hogar de los Mountain, unos montañeros que habitan un lugar idílico que corre serio peligro si es aprobado un ambicioso proyecto minero. La forma de describir esos bosques nevados me ha parecido todo un acierto y no es difícil imaginarse las sensaciones que percibe Julie al encontrarse en semejante sitio y, sobre todo hacerlo en compañía de un amigo de la infancia (muy finolis y bastante tiquismiquis, por cierto) y unos personajes de lo más peculiares: Jedidiah, Chaz y Carlisle, tres rudos habitantes de las montañas con los que ella y Richard tendrán que aprender a convivir durante una temporada. La novela está narrada de tal forma que resulta muy fácil de leer y, en más de una ocasión, me ha hecho sonreír debido a las delirantes situaciones que se producen y el enorme contraste que hay entre los personajes. Además, la idea en torno a la que se desarrolla la serie me ha parecido original y, para qué negarlo, los Mountain —en el fondo— no son tan fieros como a ellos les gustaría hacernos creer. |
>
