Y una moto negra

Como podemos sospechar únicamente con la portada, nos encontramos ante una novela negra, concretamente del subgénero denominado criminal, el cual se caracteriza por personajes en los que los lectores podemos vernos reflejados y donde se demuestra que cualquier miembro de la sociedad puede corromperse. Esto lo considero relevante ya que, hasta donde yo sé, al menos, no es el subgénero negro más cosechado en la literatura española. En nuestra literatura destaca el género negro protagonizado por un detective en lugar de por un ciudadano anónimo como podríamos ser cualquiera de nosotros.
Dividida en una estructura tripartita, donde en cada una de las partes se mantiene y se desarrolla una unidad de acción diferenciada de las otras partes, Enrique nos relata la historia protagonizada por Alfredo, aunque son muchos los personajes que aparecen en la novela y, a mi juicio, con mayor peso e interés que el propio Alfredo.
Narrada desde las primeras páginas con un ritmo elevadísimo, privándose el autor del uso de adjetivos que entorpecerían la narración (recuérdese aquello que decía Horacio Quiroga: “el adjetivo, si no da vida, mata”). Ayuda también a este dinamismo el empleo de frases cortas y punzantes, con capítulos de corta extensión que enganchan por completo al lector y casi te obliga a continuar con la lectura.
Como en (casi) toda novela negra, nos encontramos también en esta con los clásicos personajes de la femme fatale y a un detective, Garet, el cual me ha recordado por momentos al canónico Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán, con ese exquisito estilo gourmet y el interés por la comida, un detective ya veterano en sus labores y que las conoce bien y con una relación intermitente con su “pareja”.
Se trata, en definitiva, de una historia bien construida y, sobre todo, bien conducida por el autor y donde se mantiene la tensión hasta el final, con una serie de tiras y aflojas entre varios personajes a lo largo de toda la novela.
Para terminar y a modo de broche final, solo puedo decir que cualquiera que busque entretenimiento esta novela es perfecta para ello. No me repetiré en lo ya dicho, pero el ritmo frenético y la emocionante historia te mantiene pegado al libro hasta concluir su lectura.

«Una buena carta de presentación. Novela de barrio».

Reseña completa en el enlace.
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