Vamos a calentar el sol

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas y en este caso, he de dar la razón. No es que el libro no sea bueno ni esté bien escrito, es que el nivel de "Mi planta de naranja lima" es difícil de alcanzar.
De todas formas, las mismas cosas que en el primer libro me hacían adorar a Zezé (sus travesuras, sus quejas inocentes) en esta segunda parte me han hecho casi aborrecer a un adolescente Zezé que disfruta con las travesuras (con 13 años ya son gamberradas) y que se ha convertido en un joven orgulloso y quejica.
De todas formas, el libro nos cuenta también la fase de la adolescencia y de cómo es difícil ese tránsito.. Ese desprenderse del niño y no entender a los adultos y de cómo en un momento dado logramos conectar con ellos al cabo de los años.
¿Recomendaría el libro? Sí, desde luego. Ya he dicho que es bueno. Pero yo hubiera preferido quedarme con la sensación del primero.