Como alma que lleva el diablo

He leído más cosas de la autora y me ha gustado muchísimo en este nuevo registro.
Me ha resultado una lectura muy entretenida que me ha robado alguna que otra sonrisa. Lo que no me ha convencido del todo es el final, me hubiera gustado que hubiera habido algún giro sorprendente que cerrara la trama o tal vez un mayor desarrollo. He encontrado su resolución tal vez demasiado sencilla.
No obstante, la recomiendo, corta, ágil y bien escrita, hace pasar un buen ratito.

'Como alma que lleva el diablo' nos cuenta la historia de Jess, una chica a la que no conocemos realmente en su vida anterior a lo que ocurre en el libro, pero que se encuentra en la tesitura de tener que encontrar un trabajo rápido sino quiere verse en la calle. Precisamente el no conocerla demasiado de antes, el no saber cómo ha llegado a esa situación, es una de las cosas que más he echado de menos, que se entiende por ser un libro tan corto pero que en mi caso, me deja con ganas de más. Lo mismo pasa con otros personajes de la historia, como Sam, del que tampoco sabemos demasiado y cuyo papel me ha resultado muy curioso. Está claro que la extensión del libro es lo que menos me ha gustado, porque yo soy de libros largos, y porque la historia daría para mucho más, seguro.

Además de conocer a Jess en su trabajo, de la aparición de Sam para hacer un trato con ella en nombre de su jefe, el Diablo, y de la compra-venta de almas y todo lo que eso conlleva, conocemos a Lía, una periodista que cuando se da cuenta de que algo raro está pasando, no duda en investigar para saber qué está ocurriendo y se inmiscuye en los planes de Jess y en el negocio que ella cree tan próspero. Pero vender tu alma no es algo que salga gratis, y pronto ella se da cuenta de eso y de que quizá no ha sido tan buena idea realizar ese trabajo. Lía es un personaje que no cae demasiado bien, a pesar de entender su afán por descubrir la verdad, pero le da un toque de investigación a la trama que lo hace todo más interesante todavía.

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Una historia fresca y muy ágil.
La idea de la novela es genial, aunque me hubiese gustado que se desarrollase más porque se me ha hecho demasiado corta.
El tono narrativo navega durante toda la obra entre la ironía y el humor absurdo, lo que hace que leer este libro sea una experiencia francamente divertida.
Pero también hay espacio para la reflexión, ya que tras la aparente frivolidad de la historia, subyacen algunos mensajes interesantes.