En la escuela del trato de los hombres he notado con frecuencia el vicio de que en lugar de adquirir conocimiento de los demás, solemos tender a darlo nuestro y nos inquieta más vender nuestra mercancía que comprar otra nueva. Pero el silencio y la modestia son cualidades muy ventajosas en la conversación. Se acostumbra al niño a ser ahorrativo y administrador de su capacidad cuando la haya adquirido y a no enojarse con las necedades y fábulas que en su presencia se digan, porque es importuno e incivil chocar con todo lo que no es de nuestro acuerdo. Instrúyasele en rendir las armas a la verdad en cuanto la reconozca, ya venga de manos de su adversario, ya nazca en él mismo pensando las cosas mejor. |