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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
14 October 2021
Siempre os digo que mi alma clásica es mitad británica mitad rusa porque es la literatura que me hace sentir en casa cuando me sumerjo en ella, pero objetivamente mi alma se divide en muchos, muchos más tantos por ciento. Uno de ellos pertenece a la literatura francesa, de la que ya os he traído unos cuantos ejemplos: Zola, Hugo, Dumas, Voltaire, Verne, Radiguet, Uzanne, Constance de Salm... y, como no podía ser menos, Balzac, de quien os traje hace ya un tiempo Memorias de dos jóvenes esposas que ocupa el tercer lugar en La Comedia Humana), y con quien repito hoy para hablaros de la falsa amante, número trece del mismo proyecto narrativo (y ambas encuadradas dentro de la colección Escenas de la vida privada). Ya os hablé en su día de la Comedia Humana y seguramente me repito en el tipo de información, pero resulta inevitable hablar de ella cuando se habla de Balzac.

La Comedia Humana fue un proyecto literario de proporciones tan colosales que, aun a pesar de no haber alcanzado los números inicialmente previstos por Balzac, sigue siendo a día de hoy único y verdaderamente fascinante y encomiable. Considerado el mayor proyecto narrativo de la historia de la literatura con 87 novelas completas, la previsión inicial era de 137, pero el fallecimiento de Balzac truncó la consecución de la empresa en su totalidad. A esas 87 novelas ya previstas hay que sumar 7 que no lo estaban y alguna que se publicó de manera póstuma, con lo que en realidad son más de 95 obras... y lo mejor de todo, lo más sorprendente (si cabe), es que las publicó en el exiguo periodo comprendido entre 1830 y 1850. Veinte años para casi cien novelas de mayor o menor longitud. Para mí son números que impresionan aun viniendo de alguien como él (para mí es uno de los genios de las letras francesas). ¿Cuál era la finalidad de la Comedia Humana? Pues retratar a la sociedad francesa desde la caída del imperio de Napoléon hasta el final de la Monarquía de Julio (1815-1848) en una multitud de novelas interconectadas entre sí y donde diversos personajes se mueven de una obra a otra conformando una estructura en la que cada novela, cada historia, es una pincelada de un enorme cuadro con tantos trazos como personajes. Balzac decidió dividir tan titánica tarea en tres tipos de estudios: filosófico, analítico y de costumbres, estando este último dividido en al menos otras once categorías, entre las que se incluye las Escenas de la vida privada, a las que he aludido en el primer párrafo indicando que pertenecen a ella tanto Memorias de dos jóvenes esposas como La falsa amante. Muchos de los libros más famosos de Balzac de los que habréis oído hablar, por no decir todos, pertenecen a La Comedia Humana, y seguramente si habéis leído algo suyo podéis dar por hecho que forma parte de esta fascinante proeza.

Dicho todo esto, que nunca está de más recordar cuando se habla de este autor, os comento qué me ha parecido La falsa amante, editado hace un par de años por Ediciones Invisibles dentro de su colección de Pequeños Placeres de la que ya os hemos hablado en el blog varias veces (la última hace nada con Una villa en Florencia).

La historia comienza en París durante la segunda mitad del año 1835 y nos presenta al matrimonio de recién casados formado por Clémentine du Rouvre y el conde Adam Mitgislas Laginski, un polaco en el exilio. Tras pasar más de un año de luna de miel viajando por Europa vuelven a París, y es entonces cuando Clémentine empieza a escuchar el nombre de Tadeusz Paz constantemente: Paz esto, Paz aquello... Pero, ¿quién es el tal Paz? ¿Por qué no lo ha visto jamás si es tan amigo íntimo es de su marido? El conde le explica a su mujer las circunstancias que los han unido como si fueran hermanos, y como Paz se siente en deuda con él por haberle salvado la vida en varias ocasiones durante la rebelión polaca. Ahora vive con ellos, administra la casa y la economía de los condes, pero es tan austero, modesto y tímido que nunca se deja ver... Y Paz tiene sus motivos, unos motivos que lleva ocultos en el corazón y que no puede compartir con nadie: está perdidamente enamorado de Clémentine, pero jamás hará nada por perjudicar a su amigo del alma ni para ensuciar la reputación de la condesa. Pero un día Clémentine exige que se presente por fin ante ella y forme parte de la vida del matrimonio, y es entonces cuando la vida del apuesto y elegante Paz entra en un torbellino de complicaciones.

Balzac escribió de manera recurrente sobre el matrimonio, ya fuese dentro de la aristocracia parisina o la sociedad rural: la fidelidad, los lazos que unen a los cónyuges, esponsales concertados o esponsales por amor, la dicha o desdicha conyugales... tiene de hecho un libro en el que habla exclusivamente sobre el tema llamado Fisiología del matrimonio, publicado en 1829 (muy al inicio de su carrera como escritor cuando solo contaba 30 años y no había iniciado el proyecto de la Comedia Humana) donde saca a pasear todo su cinismo reduciendo la vida matrimonial a las cuatro paredes de la alcoba. Es decir, que era un tema que le interesaba y que plasmaba continuamente en sus escritos. Memorias de dos jóvenes esposas clama sobre la materia desde su mismo título, y en La falsa amante volvemos a tener un matrimonio en el eje central de la trama, que además ejerce como freno para lo que se pretende evitar y como detonante de lo que acaba pasando... al fin y al cabo ahí está el quid de este triángulo amoroso: que hay un matrimonio y un personaje externo a él, y todos de alguna manera están relacionados con todos. ¿Conseguirá Paz mantener su honor de caballero y no demostrar sus sentimientos hacia Clémentine? ¿Descubrirá Clémentine los sentimientos de Paz? ¿Se enterará Adam de todo este percal que se está cociendo ante sus propios ojos, o no conoce tan bien a su amigo Paz como cree?

Dejando a un lado la trama de los personajes, en las primeras páginas, Balzac también hace un repaso (disfrazado de líos entre familias, parientes y personajes varios) a la situación política de la época ya no solo en Francia sino en parte de Europa. Así, entre otras cosas, habla de las consecuencias que la alta sociedad francesa seguía pagando a causa de la legislación impuesta por Napoleón en su Código Civil de 1810 (que abolió el derecho de primogenitura, derecho que precisamente Balzac consideraba primordial para la prosperidad social y que en el libro resume de manera tajante: las familias ricas se encuentran entre el peligro de arruinar a sus hijos si tienen demasiados, y el riesgo de extinguirse si solo tienen uno o dos); también habla de la decisión de Luis Felipe I de Francia (penúltimo monarca francés) de acabar con los republicanos y de los distintos baremos usados entre sus propios partidarios según fuesen más conservadores o reaccionarios, y esto en concreto es muy importante para la historia porque liga directamente con la Cuestión Polaca que afecta a los dos personajes masculinos protagonistas (muy complicado de explicar aquí, pero en lo que nos afecta hace alusión a la revuelta polaca contra Rusia entre los años 1830 y 1831). El caso es que los republicanos más reaccionarios estaban a favor de los polacos pero los más conservadores no, y como Luis Felipe I pertenecía a esta última rama, los exiliados polacos que llegaron a Francia en 1832 estaban muy mal vistos por muchos títulos que cargasen a las espaldas. Como digo antes, Balzac se explaya a gusto sobre estas y otras muchas cosas y además deja sus opiniones muy claras sobre cada uno de los temas, pero lo hace muy sibilinamente entremezclando intrigas familiares y cotilleos varios sobre los personajes que, a quien no quiera mirar más allá, le pueden parecen innecesarios y largos como entradilla para la trama principal... pero no, hay que tener paciencia con esas primeras páginas y leer entre líneas, que si todo eso está ahí es por algo (este periodo histórico concreto es la razón de ser de la Comedia Humana, vaya).

Por cierto, y hablando de todo un poco, la historia está dedicada a la condesa italiana Clara Maffei, casada por aquel entonces con Andrea Maffei, traductor y poeta italiano (se separaron en 1846). Me ha intrigado la dedicatoria y os cuento de donde viene porque tiene mucho que ver con el contenido de la falsa amante. En 1834 el matrimonio Maffei abrió en Milán el conocido como Salotto Maffei, un salón que se convirtió en punto de encuentro para muchos intelectuales del arte, la música y la literatura y que solían frecuentar personajes que abarcaban desde Verdi a Manzoni, claves en el futuro proceso cultural conocido como Risorgimento (Resurgimiento), enclavado dentro del proceso de la Unificación Italiana llevado a cabo a lo largo del siglo XIX en la península itálica. La fama del salón cruzó fronteras, gracias sobre todo al encanto, inteligencia y buen hacer de Clara a la hora de atender a sus invitados. Cuando, en 1837, se enteró de que Balzac llegaba a Milán, le recibió con todos los honores, y Balzac quedó prendado de la condesa. Llegó a decir esto: "Hubiera dado diez años de mi vida a cambio de ser amado por ella durante tres meses. Sin embargo, en ese momento de mi vida ya había viajado mucho y había vivido con mujeres de casi todos los países de Europa, aunque ninguna había producido una impresión tan vívida, profunda e instantánea en mí". El caso es que Balzac y la condesa Maffei se convirtieron en íntimos (hasta el punto de ser recibido en su casa en horarios fuera de visitas como si perteneciese al propio hogar), y cuando abandonó Milán mantuvo una constante correspondencia con ella que llegó a despertar los celos de Andrea Maffei. Balzac le dedicó La falsa amante porque en la condesa Clémentine quiso honrar a la condesa Maffei y celebrar la amistad entre un hombre y una mujer más allá de los sentimientos románticos que pudiera haber entre ambos. A veces la curiosidad por las dedicatorias de los autores no da frutos interesantes, pero en este caso sí tenía su miga (os dejo aquí a la derecha una foto de la condesa Maffei por si fuera de vuestro interés).

A estas alturas os estaréis preguntando de dónde viene el título, quién es esa falsa amante a la que alude la novela. Pues no os los puedo decir porque hasta aquí os voy a contar, lo demás tendréis que descubrirlo por vosotros mismos. Como todas las delicatessen de esta colección es una historia muy corta en la que no se debe desvelar más de la cuenta. Sí os tengo que confesar, porque si no lo hago reviento, que el final es simplemente maravilloso tanto por inesperado como por mágico (usaría otras palabras, pero entonces os daría pistas... soy maligna, lo sé). A mí me dejó con el corazón pegando brincos, no os digo más.

Balzac era un arqueólogo del alma humana. Vivió mucho, experimentó mucho... mujeriego, jugador, deudor, propenso a los excesos, siempre buscando el camino que evitase la repetición en su vida y virando de ruta en cualquier otra dirección que le ofreciese algo nuevo, y ese conocimiento del alma humana, tanto para lo bueno como para lo malo, unido a su inagotable capacidad de trabajo y su, sobre todo, excelso genio como literato, dieron vida en cada una de sus obras a unos personajes imperfectos a quienes cincelaba a base de agudeza, sutileza, comprensión e ingenio. Si no os atrevéis con una obra más extensa, La falsa amante es una nouvelle ideal para iniciarse con el autor... autor que hay que leer sí o sí, ya que estamos. ¿Habéis leído a Balzac? ¡Ya estáis tardando!
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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