Empecé la lectura con una idea preconcebida, esperaba la típica historia fácil y predecible. Pero a medida que fui leyendo vi que me alejaba mucho de lo que realmente es este libro.
Un golpe de realidad, un aprendizaje y mucha reflexión.

Kassandra (conocida como K) es hija de un capo de la droga enganchado al juego y a las apuestas. Tras el asesinato de este, la protagonista tendrá que saldar las deudas del hombre, viéndose obligada a descubrir los mundos del proxenetismo, de los clubs de alterne y la vida oscura.

Mirada hacia el feminismo, el hacerse valer de las mujeres y su empoderamiento.

Trata de mujeres, mundo de la droga e organizaciones criminales. La autora nos mete de lleno en estos turbios mundos.

En medio del caos se nos muestran los valores y la importancia de la amistad, del amor incluso. Pero, para K, no es fácil gestionar esta mezcla de sentimientos. Deberá redescubrirse, empoderarse, sacar fuerzas y dejar salir el animal salvaje que lleva dentro.

Es un libro impactante cuando se nos explica de forma directa sobre el mundo de la trata de personas, sobre números, porcentajes y cifras. Sobre el consumo de la prostitución y sobre la vida y la supervivencia de las mujeres que se ven obligadas a ello a través de mentiras.

La lectura de este libro ha sido de esas que lees y lees, sumergida en lo que te están contando, a la expectativa de ver que pasa.
Salvo hacia la parte final del libro, donde se me ha hecho un poco lenta. Es una parte muy importante en la historia, pero me ha dado la sensación que se ha bajado el ritmo, que hay mucho que la autora quiere decir y quizás por eso, se hace mas compacta.
Eso sí, luego emprende nuevamente esa lectura frenética, donde no dejan de pasar cosas, empiezas a ver los verdaderos motivos y entras en el baile de sensaciones de la protagonista.