Viajes

“Así pues, mira bien a esos apátridas, tú que tienes suerte, tú que sabes dónde está tu casa y dónde está u patria, tú que viajas de vuelta a tu hogar, que encontrarás tu habitación preparada y tu cama también, y allí tendrás los libros que más te gustan, y los aparatos a los que estás acostumbrados” ~ Viajes de Stefan Zweig.

Quería leer algo de Stefan Zweig y vi este en la biblioteca pero he de decir que creo que no acerté en el sentido de quedar prendada de la historia. No es que el libro esté mal, está correctamente escrito, pero, salvo algunos párrafos y capítulos, no me ha dicho nada porque si bien para la época en la que fue escrito debió de ser una delicia, hoy en día ya no es tan sorprendente.

Zweig va desgranando su visión de varias ciudades por las que ha viajado desde 1902 hasta 1940. Pasamos por Brujas, Amberes, Sevilla o Salzburgo entre otras y lo que sí me gustaría destacar es la crítica que Zweig realiza a la destrucción de edificios nobles, en este caso mientras crítica, no la destrucción del edificio en si, sino la pérdida de su esencia del hotel Schwert en Zúrich o la ironía con la que alaba Hyde Park y con ello el carácter inglés, un país en el que pululan sectarios y que sigue soñando con Italia.

También destacaría la crítica que hace en los últimos capítulos a la guerra, al odio, al sectarismo y a la fobia a los emigrantes. La edición, por otra parte, es una preciosidad a la altura de la forma sublime de escribir de este hombre.

Leeré más de este hombre porque la frase que he escogido de cabecera (entre otras tantas) me ha encantado. Y lo ha hecho por esa forma de narrar directa entre la rabia y la denuncia. Es como un bofetón bien dado, y hoy en día parece que necesitamos que nos den unos cuantos. Lástima que quienes más los necesitan suelen ser los que menos leen.